La ciudad de Washington vivió este miércoles una jornada de caos inédita, que se saldó con cuatro muertos, debido al asalto por parte de seguidores del presidente Donald Trump de la sede del Congreso cuando los legisladores certificaban la victoria electoral del demócrata Joe Biden.
Al grito de «Trump ganó», cientos de seguidores del mandatario irrumpieron en el Capitolio tras desbordar a la policía que lo custodiaba, y que provocaron caóticas escenas con trumpistas recorriendo los pasillos con banderas o sentándose en los escaños.
Durante estos incidentes, una simpatizante de Trump identificada como Ashli Babbit, vecina de San Diego (California), resultó herida de bala y falleció tras ser trasladada a un hospital, según confirmaron fuentes policiales a varios medios. A primera hora de esta mañana eran cuatro las personas muertas a consecuencia del asalto.
La mujer, una veterana de la Fuerza Aérea, presentaba una fuerte hemorragia ocasionada por un disparo en el cuello efectuado por un miembro de la seguridad de la sede legislativa durante el asalto, que se prolongó varias horas y que obligó a interrumpir la sesión.
Otras tres personas fallecieron como consecuencia de «urgencias médicas» que sufrieron en las instalaciones del Capitolio, dijo el jefe de la Policía Metropolitana de Washington, Robert Contee, en una rueda de prensa nocturna.
Catorce agentes de policía resultaron heridos durante los incidentes en el Capitolio, dos de ellos de forma «grave», y al menos 52 personas fueron arrestadas, según Contee.
Trump arenga a sus seguidores
El asalto al Congreso se produjo poco después de que los manifestantes hubieran sido arengados frente a la Casa Blanca por el presidente saliente, quien les repitió la retahíla de denuncias de fraude infundadas en las que insiste desde que se confirmó su derrota en las elecciones de noviembre pasado, sin demostrarlas.
«No cederemos nunca, nunca concederemos (la victoria)», dijo Trump a los miles de congregados a las afueras de la Casa Blanca para la marcha «Salvar a EEUU», que partió al Capitolio.
En la sede del Congreso, los legisladores se encontraban reunidos para celebrar la ceremonia de validación formal del resultado de las elecciones de noviembre, en las que el demócrata Joe Biden se impuso a Trump.
A partir de su llegada al Capitolio se registraron las primeras escaramuzas entre los revoltosos y los agentes que custodiaban el lugar, que en inferioridad numérica y armados solo con aerosoles de gases lacrimógenos no pudieron contener a la multitud.
En el momento del asalto al emblemático edificio, los legisladores habían suspendido su reunión para debatir las objeciones presentadas por los republicanos a los resultados en las elecciones en Arizona, uno de los primeros por orden alfabético.
A partir de ahí, el caos y escenas nunca vistas en Washington, con cristales rotos, puertas quebradas y peleas con disparos en el interior del Congreso entre seguidores de Trump y la policía, que desalojó a los legisladores a tiempo y los llevó a un lugar seguro.
Las imágenes de las televisiones y las captadas por testigos dentro del lugar mostraron cómo los seguidores del mandatario saliente paseaban libremente por los pasillos e incluso llegaron a entrar en los despachos de los legisladores.
Algunos de ellos lograron acceder al pleno de la Cámara de Representantes e incluso uno se sentó en uno de los asientos destinados para los discursos oficiales al grito de «Trump ganó».
Más de tres horas de asalto
El Capitolio pudo ser despejado más de tres horas después del inicio del asalto, poco antes de entrar en vigor a las 18 horas (23 GMT) el toque de queda decretado de manera urgente por la alcaldesa de la capital, Muriel Bowser, y se restableció la seguridad.
Al menos catorce personas fueron detenidas en estos incidentes, acusadas de posesión de armas de fuego, agresión y cruce de líneas policiales, según las autoridades.
La Policía lanzó inicialmente gases irritantes y de aturdimiento (que al caer desprenden flashes muy brillantes para desorientar) con el fin de expulsar a los seguidores de Trump de las inmediaciones del Capitolio.
Pese al toque de queda, que durará hasta las 6 de la mañana del jueves en la capital (11:00 horas GMT) y dos de sus suburbios en el aledaño estado de Virginia, se seguían viendo grupos deambulando por la capital, y al menos 30 personas fueron detenidas por ello, según la oficina de la alcaldesa.
No obstante, una vez que entró en vigor el toque de queda, los agentes antidisturbios empezaron a avanzar hacia el centro de la ciudad para empujar a los seguidores de Trump lejos del Capitolio, y estos obedecieron, alejándose de la zona lentamente pero sin dar señales de querer regresar a sus residencias u hoteles.
Algunos manifestantes se dirigieron hacia la calle 16, a una intersección situada enfrente de la Casa Blanca y bautizada como la plaza de «Black Lives Matter» («Las vidas negras importan»).
Allí, dos decenas de ellos se enfrentaron con otros manifestantes contrarios a Trump, a puñetazos, con gas pimienta y una pistola de descarga eléctrica, hasta que la Policía intervino para que pararan, informó el diario The Washington Post.