Alrededor de un 33% del territorio amazónico está bajo una presión mayor de la que estaba hace ocho años. Concretamente, el 7% del territorio está bajo una presión «muy alta» y un 26% bajo una presión «alta», según la Red Amazónica de Información Socioambiental Georreferenciada (Raisg).
Estos datos, según explica la ONG Gaia Amazonas, se reflejan en la publicación del Atlas ‘Amazonía Bajo Presión’ que permite conocer las amenazas, conflictos y presiones a las que se enfrenta esta región. La publicación consta de 23 mapas, gráficos y cuadros informativos que presentan una radiografía sobre la situación socio ambiental que atraviesa el bosque tropical.
Las áreas de mayor presión que ha destacado el informe se ubican en regiones periféricas del bioma, zonas montañosas y de piedemonte de la Amazonía occidental, especialmente en Ecuador, norte de Venezuela y sur de la Amazonía brasileña.
Además, esta publicación desvela que la minería ha sido una presión constante desde hace varias décadas y es unas de las causas de deforestación, contaminación y conflictos sociales. De esta manera, ‘Amazonía Bajo Presión’ pone de manifiesto que la actividad minera ha aumentado en suelo amazónico.
En la actualidad se conocen 4.472 puntos en los que se realiza minería ilegal, de los cuales, el 83% tiene afectaciones en varias hectáreas o sobre los ríos del Amazonas. Asimismo, un 53% se encuentran en Brasil y el 32% se da en Venezuela, un dato que llama la atención a Gaia Amazonas porque dicho país «apenas representa el 5,6 por ciento de la región».
En el caso de los incendios, el Atlas considera que el 13% de la superficie de la Amazonía ha experimentado quemas, «al menos una vez» desde 2001, es decir, 1,1 millones de km2. En extensión, esta área es equiparable a Bolivia, país que es el más golpeado por este fenómeno, con el 27% de su territorio amazónico afectado.
Por último, la ONG resalta que entre los años 2000 y 2018, la Amazonía perdió un área similar al tamaño de España, esto representa el ocho por ciento(513.016 km2) de la superficie total de bosque que tenía al inicio de este período (6.3 millones de km2).
Por ello, el Atlas advierte que Brasil, Bolivia, Colombia y Venezuela deben prestar atención a sus Áreas Naturales Protegidas (ANP) y Territorios Indígenas (TI) porque la deforestación, minería ilegal e incendios se han hecho más comunes dentro de sus límites desde 2015.