Toda historia tiene su comienzo. Y esta versa sobre las series turcas. Pero para contar esta, hemos de remontarnos a los años 30. Muy pocos privilegiados podían disfrutar de televisores, ya que en algunas naciones aún no había llegado. Y era la radio ese dispositivo de entretenimiento al que las familias acudían en sus propias casas en busca de ocio. Es donde surgieron las soap óperas, seriales dirigidos principalmente a la figura del ama de casa, que quedaba en el hogar trabajando mientras el marido marchaba a la fábrica, a la oficina…
Cuando la televisión se asentó como una innovación tecnológica mucho más accesible para las familias, el formato serial evolucionó. Y fueron Reino Unido y Estados Unidos, principalmente, los mayores explotadores en dicho ámbito, llegando a crear series como The Archers, en la BBC, con más de 19.000 episodios y llevando en emisión desde el año 1951.
América Latina con sus telenovelas fueron quienes revolucionaron el concepto, creando incluso un nuevo género. Escribían tramas más disparatadas e irreales, y con una duración delimitada, teniendo el final muy claro. Y tan grande fue el hallazgo de este nuevo formato, y el éxito que cosechó, que se proclamaron dueñas y señoras del formato, y grandes exportadores de ello: la telenovela. Por lo menos así fue en España, llegando series como Yo soy Betty, la fea o Pasión de Gavilanes. Pero la gloria no es perpetua.
1¿Por qué las series turcas han revolucionado el mercado de la televisión?
De sobra es sabido que hay países con un nicho de mercado propio, y que son capaces de autoabastecerse sin salir de sus fronteras. El claro ejemplo de estas naciones son países como China o Turquía. Pero con las series que producen en este último sucedió algo que no esperaba nadie.
Anualmente, la engrasada maquinaria televisiva del país otomano puede llegar a producir más de cien series. Y fue recientemente cuando intentaron volar de allí y probar suerte más allá. Aterrizando en Chile, el primer país de habla hispana que experimentó con los títulos. Y triunfó.
Desde entonces, el género se asentó en televisiones de América Latina, consiguiendo incluso que los creadores del género reduzcan su tiempo dedicado a las producciones propias. Gracias a historias que hablan de sentimientos que todos y cada uno de nosotros sentimos. Universales y humanizados. Con situaciones que te obligan a formar parte de dilemas éticos con los que reflexionar. Venganzas y traiciones que producen mucho tirón. Y escenarios verídicos que nos acercan a nuestra sociedad cotidiana.