La industria del videojuego está en lo más alto actualmente. De hecho, esta semana hemos asistido a la salida al mercado de la nueva generación de consolas de Microsoft y Sony, la Xbox Series X y S y la PlayStation 5. La época de otoño e invierno corresponde a la temporada alta en lo que a videojuegos respecta: el día 9 de octubre salió al mercado la nueva edición del juego de fútbol por excelencia, FIFA 21, el 10 de noviembre el Assassin’s Creed: Valhalla y tres días después el Call of Duty: Black Ops Cold War. Pero pocas personas son conscientes de que muchos videojuegos vienen de estudios españoles, y que estos han producido videojuegos que se codean con grandes éxitos.
Estos videojuegos han llegado a ser exitosos a nivel mundial y servir de inspiración a grandes estudios mundiales para realizar sagas conocidas en todo el mundo. Algunos seguramente, tendrán estos videojuegos en sus estanterías y no sabrán que fueron desarrollados por estudios españoles.
Algunos ejemplos de videojuegos españoles son el clásico La abadía del crimen, la saga Commandos de Pyro Studios o Castlevania Lords of Shadow, del estudio Mercury Steam, entre muchos otros que veremos a continuación.
Vamos ya con una lista de videojuegos españoles clásicos:
1The Red Strings Club
Este videojuego del estudio valenciano Deconstructeam salió al mercado en enero de 2018. Está disponible para PC y para Nintendo Switch, por lo que si te llama la atención, ve a por él. Se trata de un videojuego de los llamados indies y con temática cyberpunk. El elemento estrella en este juego es un guión fantástico en el que el protagonista es Donovan, un barman dueño del bar que da nombre al juego que sirve cócteles a cambio de la información que le proporcionan sus clientes sobre una compañía que pretende eliminar el elemento que nos hace humanos y que el quiere derrotar.
Destaca la estética clásica pixel art del videojuego, la predominancia del neón, y que es una historia capaz de plantear al jugador dilemas morales que calan muy hondo y nos hacen pensar e incluso sumirnos en dilemas futuristas.
