- Fahrenheit 108 narra un futuro no muy lejano en el que las relaciones sexuales están castigadas con la muerte.
- Trata temas como la sexualidad, la procreación, la pasión, el amor, el culto al cuerpo, la urgencia climática y los propósitos que creemos tener.
- Estará en cartel todos los jueves de esta campaña de invierno en el teatro Lara.
Estamos en un futuro próximo en el cual tener relaciones sexuales y procrear es un delito llamado Fahrenheit 108, castigado con la muerte. Si cometes un Fahrenheit 108 sabes que no habrá ningún tipo de absolución posible. Cero tolerancia. Así funcionan mejor las cosas. A través de dos personajes, la Capitana Tyr -toda una bombera veterana con una impecable carrera- y la Sargenta Jan -alumna número uno de la academia de bomberos-, la obra de transita por grandes temas como la sexualidad, la procreación, la pasión, el amor, el culto al cuerpo, la urgencia climática y los propósitos que creemos tener.
A primera vista, parece complicado que una obra con dos actrices, en un escenario prácticamente vacío y con un tema especialmente controvertido, funcione sin problema. Sin embargo, Fahrenheit 108 es toda una sorpresa. Los 90 minutos que dura la interpretación se hacen amenos, cortos incluso, y las actrices son capaces de sumergirte en una trama trepidante y apasionante, que nunca pierde el ritmo.
Un futuro no tan lejano
Fahrenheit 108 se ambienta en 2070. La Capitana Tyr explica cómo la naturaleza comenzó a defenderse. Esta suerte de guerra llegó a su culmen en la pandemia de 2020. El ser humano, decidió entonces optar por una solución drástica: acabar con la naturaleza misma. Exterminó, así, a los animales y suprimió por decreto cualquier expresión de los instintos en el hombre. Entre ellos, apeló al más básico: el sexual. Y es que, según la obra, eliminar la sexualidad supone crear una sociedad más igualitaria. ¿Acaso no ligan más las personas atractivas? ¿No es una discriminación?
Un tema que hoy está más presente que nunca. “Rabiosa actualidad. Rabiosa es una buena definición. Pero si ponemos atención por ejemplo en el “cambio climático”, hace más de diez años ya avisaban los expertos que si no hacíamos algo rápido sucedería lo que está pasando ahora. Ya no es un cambio es una emergencia, que incluso los que la niegan, sufren. Es imposible no sentirlo. Los desastres naturales que estamos viviendo en los últimos tiempos y el coronavirus son muestra de ello”, explica Cecilia Gessa, productora de esta obra.
Violencia sexual y discriminación
Poco a poco, Fahrenheit 108 va involucrando al espectador en este futuro distópico. Los argumentos que se dan para justificar el nuevo orden mundial empiezan a cobrar sentido. O al menos en una perversa apariencia. El deseo sexual insatisfecho trae consigo, en demasiadas ocasiones, violencia: agresiones, trata, prostitución… En una sociedad en la que la castración química fuera la normal, ¿no se eliminarían estos problemas? ¿Si un ministerio se encargara de traer al mundo niños en vientres artificiales, no desaparecerían problemas como la superpoblación?
El teatro no da respuestas, no debe. Pero su obligación es interpelar, hacer preguntas al espectador. ¿Qué exigirías si estuvieras en la piel de la Capitana Tyr y la sargento Jan: ser fiel a uno mismo hasta las últimas consecuencias o por el contrario ser parte del rebaño fiel y sumiso a un sistema totalmente autoritario?
Más inteligentes que la naturaleza
Cecilia Gessa, no obstante, lo tiene claro: “Fahrenheit 108 no me parece un mundo tan lejano, tan distópico. Desgraciadamente, siento que estamos más cerca de esta ficción por el momento en el que vivimos, las restricciones, el confinamiento, interactuar lo menos posible con los demás… Con la pandemia ha quedado en evidencia las muchísimas taras que hay en nuestra sociedad, lo descuidados que están nuestros mayores, nuestra sanidad, los contratos laborales precarios, las pymes… Esta crisis es una buena razón para reestructurar todo lo que claramente no está funcionando. En este montaje transitaremos juntos por comportamientos que creemos conocer y metas que creemos tener”.
En la nueva producción de Cecilia Gessa, los seres humanos creen ser más inteligentes que la propia naturaleza, se rebelan contra ella y creen dominarla, pero…, ¿no era la naturaleza la que nos había creado?, ¿por qué́ combatirla, reprimirla? ¿Por qué́ nos empeñamos en destruir lo que naturalmente se nos ha dado, qué queremos conseguir? Y aún más importante, ¿para quién?
Todos los jueves
Fahrenheit 108, que estará en cartel todos los jueves de esta campaña de invierno en el teatro Lara, cuenta con una capitana: Arlette Torres y dos sargentas: Guiomar Puerta y Yara Puebla, son las encargadas de dar vida a esta obra sobre el escenario.
El trabajo que realizan es impecable. Con gestos perfectamente coordinados, una dicción perfecta y, ante todo, una gran pasión, consiguen que el público se emocione. Y empatice, aunque parezca imposible, con la Capitana Tyr, y su dicotomía entre la naturaleza y el deber. Y incluso con la sagento Jan y su fe inquebrantable en los principios que parecen correctos.
“Fahrenheit 108 te da la posibilidad de elegir, posicionarte, de enfrentarte a tus prejuicios, incluso descubrir otras luces y sombras que desconocías. Luego ya cada uno decide si quiere o no, ver esa luz al final del túnel”, concluye la productora.