El cuidado de los dientes y la salud bucal en general son muy importantes ya que pueden influir en nuestro estado de salud general. En ocasiones, es preciso realizar tratamientos como la endodoncia para sanear los dientes. Si quieres saber en qué consiste exactamente este procedimiento y cuando es necesario llevarlo a cabo, sigue leyendo.
Si atendemos a su etimología la palabra endodoncia proviene del griego, donde: endo- ἐνδο- gr. ‘dentro’ + odont(o)- ὀδο-ύς/-ντος gr. ‘diente’, es decir, hablamos de un tratamiento odontológico que se realiza en el interior de los dientes. Incluso existen dentistas especializados en esta técnica que se llaman endodoncistas.
En qué consiste una endodoncia
Básicamente la endodoncia consiste en un tratamiento que extirpa la pulpa dental y posteriormente la rellena la cavidad restante con un material oclusivo y la sella. A la endodoncia se la conoce popularmente como “matar el nervio”, algo que suele realizarse cuando existe una infección importante en la boca.
Para realizar una endodoncia se procede a eliminar el “tejido pulpar”, el nervio, que se encuentra en la parte interna de los dientes. Se realiza una desinfección y posteriormente un sellado tridimensional de todos los conductos que llegan hasta la raíz de los dientes. Lo que se conoce como pulpa es el tejido que se encuentra en el interior de los dientes y que está compuesto de vasos sanguíneos, nervios y tejido conectivo. Su función es la de alimentar al nervio para ayudarle a desarrollarse durante su proceso de formación, pero una pieza dental madura puede sobrevivir sin la pulpa.
El sellado una parte clave
Una vez que se ha realizado la endodoncia debe prestarse especial atención al sellado. Este debe realizarse con un material adecuado, que sea impermeable para prevenir que las bacterias lleguen a la zona de tejido que rodea a las raíces de las piezas dentales.
Los dentistas recomendarán la endodoncia como tratamiento cuando exista una inflamación en el tejido pulpar que consideren irreversible o incluso cuando haya necrosis. Estos casos pueden darse en el caso de que exista caries, alguna fractura dental, algún traumatismo o alguna razón similar.
En ocasiones puede notarse un dolor intenso en la zona donde es preciso hacer la endodoncia, especialmente ante cambios bruscos de temperatura o cambios de postura. También pueden aparecer inflamaciones (lo que comúnmente llamamos flemón). Pero también es posible que no seamos conscientes del problema al no percibir ninguno de estos síntomas. Motivo por el cual los dentistas insisten en la realización de revisiones periódicas.
La finalidad de la endodoncia es la de salvar la pieza siempre que sea posible y evitar tener que realizar una extracción.
El diagnóstico
En general la endodoncia es una técnica relativamente sencilla de realizar y que no tiene mayores riesgos salvo el de rotura de la pieza afectada. En función del caso particular y quizás también de los antecedentes de la persona, en ocasiones es necesario realizar un tratamiento previo con antiinflamatorios o antibióticos.
Los pasos que se realizan en la clínica, previos a la endodoncia, son:
La Inspección bucal: se analizan su hay caries, las fisuras, los empastes filtrados, los cambios de color, etc.
La palpación: se realiza al nivel de las encías buscando la existencia de puntos dolorosos.
La percusión: sobre el diente afectado golpeamos suavemente con un espejo tanto vertical como horizontalmente para ver si causa dolor.
Cómo se hace una endodoncia
Podemos decir que es una técnica indolora, ya que se realiza con anestesia local, y que suele hacerse en una única sesión, a no ser que la infección no lo permita.
Se comienza aplicando la anestesia en la zona del diente que debemos tratar, el efecto de la anestesia suele durar varias horas. Se procede a abrir el diente desde la zona de la corona para poder acceder a la cámara pulpar y a los conductos radiculares, eliminando el material problemático.
Una vez abierto se aísla el diente con un dique de goma que impide que entre la saliva en la zona que estamos tratando. Se localizan y se realiza la permeabilización de los conductos. Después se elimina la pulpa de los conductos y se les da la forma que nos permitirá sellarlos adecuadamente. A través de una radiografía y de un medidor se calcula la longitud de los conductos radiculares.
Posteriormente se secan los conductos radiculares y los sellan con un material que sea capaz de impedir que se produzcan filtraciones. A través de una radiografía de control se comprueba que el relleno llegue al final del conducto. También a través de una radiografía se asegura el resultado final del tratamiento.
Una vez que se pasa el efecto de la anestesia es frecuente sentir molestias que pueden paliarse con analgésicos.
Cuidados aconsejados tras una endodoncia
La recomendación de los expertos pasa por mantener siempre una correcta higiene dental. Lo habitual es que las molestias remitan a los dos o tres días y las endodoncias suelen tener un elevado índice de éxito, aproximadamente del 90%.
Por supuesto una dieta sana y equilibrada, evitando alimentos azucarados y realizar revisiones al dentista al menos una vez al año son consejos comunes para el mantenimiento de nuestra salud bucal.