Si tu infancia se situó en los años 90, seguro que reconoces más de uno de estos objetos que te enseñamos a continuación. Te sentirás ya mayor, porque la mayoría pasaron de moda hace mucho, y hay versiones mucho más nuevas. ¿Cuántas de estas cosas llegaste a tener? ¿Tuviste alguno de estos regalos?
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Game Boy Pocket Rosa
Puede que llegaras a la salida de la Game Boy normal en España, la original. Pero unos años después, salió una versión, la «pocket», es decir, de bolsillo, y en varios colores. La pantalla todavía no era a color, pero sí que hubo un acierto en sacar el color rosa.
Se vendió muy bien, y se dio a entender que los videojuegos no eran cosa de chicos únicamente. Evidentemente, asociar el color rosa a la venta dirigida a niñas se puede considerar hoy en día como algo sexista, pero la verdad es que las ventas aumentaron, y el perfil de los compradores era de padres de niñas.
Ahora bien, los juegos no eran tan específicos, sino que en general, eran de plataformas, de deportes… nada asociado con un género u otro.
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Tarifa plana para el Messenger
Aunque esto pertenece al siguiente siglo, el MSN Messenger marcó a toda una generación, y fue en los 90 cuando empezaron a aparecer en nuestro país los primeros módems. Después, apareció la oportunidad de tener una tarifa plana, de no tener que desconectarse de Internet porque había que llamar por teléfono.
Tener esa ventaja te ofrecía la oportunidad de explorar Internet en todo su esplendor: los buscadores de Yahoo, que aún eran los mejores, antes de que apareciera Google, o incluso los de Altavista. ¿Tú también tuviste una página alojada en geocities?
Pero el MSN Messenger nos ofrecía contacto con nuestros amigos, estuvieran donde estuvieran. Fue, además, la época dorada de las relaciones a distancia.
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Esas cosas para el pelo
Puede parecer una tontería, pero los peinados de los 90 estaban llenos de accesorios: que si brillitos, horquillas, o estas pinzas que tenían forma de mariposa. También las había con forma de estrellas o de flores.
Y cuanto más coloridas, mejor. Viéndolos así, en retrospectiva, tampoco parecen tan horribles, y siempre las llevaban las actrices más guays en las series. Igual es solo cuestión de tiempo que se vuelvan a poner de moda, así que, quién sabe, puedes rescatar de tu armario todas esas pincitas de colores.
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Pendientes de pega
Eran cutres y horteras, y lo sabíamos. Pero nos gustaban, a pesar que solo duraran unas horas pegadas a nuestras orejas. Antes de que los pendientes fueran baratos y la bisutería estuviera en auge, ésta era nuestra opción para lucir en nuestras orejas algo diferente.
Tenían brillo, eran lunas y estrellas de todos los colores. Incluso podían parecer infantiles en nuestra adolescencia, pero no nos cansábamos de probarlos. Porque en una tabla de esas teníamos pendientes para un mes.
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Algo relacionado con las Spice Girls
Reconócelo, te sabías la coreografía de «Wannabe», y te identificabas con una de ellas. O te tocaba la que quedaba y nadie quería, una de dos. Pero Geri te parecía algo guarrona, y Vicky tenía cara de amargada, justo como ahora.
Así que tenías, seguramente, un póster, un disco, o unas postales de estas que se ponían de moda. Sí, seguro que hay una foto, un vídeo en el que salíais cantando, pero no te avergüences de ello, porque no eres la única.
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O con un grupo de chicos
Las Spice Girls eran tus ídolos, pero te encantaban otros grupos… y estabas enamorada de alguno de los Back Street Boys, o en su defecto de los rizos rubios y oxigenados de Justin Timberlake.
Ahora nos metemos con los grupos juveniles, como Auryn, pero mira objetivamente la foto y las pintas de los integrantes. ¿Eran mejores antes? No, qué va, solo es una fase que todos tenemos que pasar todas las adolescentes en un momento determinado de nuestra vida. Aunque ahora nos arrepintamos de ello.
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Una cámara desechable
Antes no teníamos móviles con los que tomarnos «selfies», ni tampoco cámaras digitales. Teníamos que contentarnos con la cámara que tenían nuestros padres, si la tenían. Y si no, para excursiones, o cosas importantes, como bautizos o bodas, conseguíamos una de estas.
No teníamos la oportunidad de ver si salíamos bien, si salíamos con los ojos cerrados, o si estábamos dentro del encuadre de la foto. Pero esa es la gracia de lo analógico. ¿Creéis que los selfies los han inventado las adolescentes de ahora? Por favor. Eso ya lo dominábamos antes, sin tener una pantalla delante.
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Una mini mochila
Las mochilas Roxy estuvieron de moda durante un tiempo. Y se pueden encontrar todavía en grandes almacenes. Pero durante un tiempo, lo que nos gustaban eran las mini mochilas. No son como las pequeñas mochilas que llevan las chicas de ahora, sino que estas son deportivas.
Cabía prácticamente todo lo que tuviéramos que meter, desde la cartera (que también solía ser deportiva), hasta una botella de agua, si era preciso. Era cómoda, y podíamos llevarla a cualquier parte. Y hacía juego con nuestro atuendo.
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Plancha para el pelo
Ahora te parecerá que la chica de la imagen tiene un look demasiado descuidado, e incluso feo, pero durante los noventa, esa especie de rizos de zig-zag, hechos con una plancha con placas espaciales, eran lo más.
Eran placas intercambiables, y se usaban con gran facilidad, pero claro, no es que trataran bien el pelo. Ni tienen turmalina, ni eran de cerámica, como las planchas que suelen hacer ahora. Aún así, ese look nos parecía muy chulo y fresco, y queríamos tenerlo, pero necesitábamos esa plancha para el pelo.
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Reeboks Classic
Sí, seguro que las has reconocido. Ahora se llevan totalmente blancas, pero antes se llevaba algo más convencional. Seguro que las llevaste, o si no, alguna parecida. De cualquier forma, quedaban muy bien, con el resto de nuestro atuendo.
Y nos referimos a los pantalones de campana, y una camiseta de tirantes, y si enseñaba el ombligo, mucho mejor. Todo formaba parte de un conjunto que hoy en día criticaríamos. Pero eh, lo hecho, hecho está, y no podemos hacer nada para borrar el pasado.
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Carcasas de Nokia 3310
El 3310 fue nuestro emblema. Y lo mejor de todo es que tenía un montón de carcasas para personalizarlos. No solo eran colores, sino también delfines, flores, o lo que nosotros quisiéramos. Jugar a la serpiente, tener un logo en la pantalla, todo eso lo hacíamos todos los días, y la batería seguía aguantando.
Fue nuestro primer teléfono, uno de muchos que tuvimos, porque luego entramos en la era en la que había más de un modelo, y cada uno de nuestros amigos tenía uno distinto. Ahora no, son todos iguales y con el mismo aspecto.
Y los teléfonos de antes seguían siendo algo casi indestructibles, y aguantaban una, dos, mil caídas, y con una batería casi interminable. ¿No echas de menos estas cosas?
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Uno de estos
¿Para qué servía? Para pasar el rato. Buscábamos unas escaleras, lo empujábamos y teníamos un minuto o dos de diversión. La caída era hipnótica, desde luego, y no servía para mucho más, pero nos gustaba también ponérnoslo en las muñecas, como si fuera una pulsera gigante.
No es que fuera algo demasiado caro, pero si nos regalaban uno de estos, nos hacía toda la ilusión del mundo.
[nextpage title=»Y una lámpara de estas»]

Y una lámpara de estas
Los noventa fueron una de esas décadas en las que queríamos cosas bastante inútiles. Como el muelle arcoiris de antes, o cualquier cosa decorativa. La lámpara que te mostramos no es una excepción, es una lámpara con una especie de hilos de pescar, y el final de cada hilo se iluminaba de un color.
Era algo muy bello, pero que poco a poco se ha ido convirtiendo en algo demasiado hortera. Y en el momento en el que va cogiendo polvo, ya ni nos imaginamos.
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Estrellas fluorescentes
Sí, hubo una temporada en la que todos los cuartos de las adolescentes estaban llenas de este tipo de decoraciones. En el techo, en los muebles… De día eran imperceptibles, prácticamente. Pero de noche, toda la habitación se iluminaba por unas horas.
Incluso si fueras miope, veías, de cierta manera, esas estrellas o planetas. Eran parte de nuestra decoración, y aunque al final terminaste quitando esas estrellas, de vez en cuando, te dan algo de nostalgia.
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Bolígrafos de olor
Esto fue popular en ciertos círculos, aunque no se comercializaron en demasiado sitios. Eran curiosos: ya nos encantaban los bolígrafos de gel, con muchos colores. Pero estos tenían algo especial. Y era precisamente el hecho de que a medida que escribías, despedían olor a frutas.
Claro se correspondían con los colores: el rojo era de fresa, el morado de uva, el verde de manzana, o el amarillo limón. Como mucho tuvimos solo un juego, pero si encontramos alguno de vez en cuando, nos recuerda a esa época que vivimos.