Es una sensación incómoda y extraña. Es como un temblor en el párpado, y pareciera que alguien te ha enganchado con un anzuelo y está recogiendo carrete. No es doloroso, pero descoloca y te sorprende de pronto como una vibración que nubla la vista. Esta especie de latido en el ojo es un tic facial, un espasmo reiterado que es relativamente normal en los músculos de la cara, sobre todo entre los niños.
Si tú también lo sufres, ante todo mucha calma. Los tics faciales son pasajeros, y lo mismo los tienes un día y desaparecen al siguiente. No se trata de una enfermedad crónica ni una amenaza para tu salud. Pero sí que es un aviso, un toque de atención de tu cuerpo. Este temblor indica que hay hábitos de tu vida cotidiana que deberías intentar cambiar.
El estrés es la causa más frecuente
La causa más habitual de este tipo de tics faciales el estrés, auténtica epidemia de la vida moderna. Hay una explicación fisiológica muy clara al respecto. El sistema adrenérgico se activa en las situaciones de estrés, y a su vez activa el músculo de Müller. Este músculo inerva el párpado superior y lo pone a temblar.
En la mayoría de las ocasiones sufrimos este tipo de espasmos cuando estamos atravesando una situación de ansiedad o angustia. Incertidumbre laboral, problemas familiares o de pareja…En principio, una vez superada esa etapa los temblores deberían remitir.
Pero también hay algunos trucos para evitar que nuestros ojos sufran las situaciones de estrés. Es importante, por ejemplo, usar luz natural en la medida de los posible. Recomiendan también evitar los deslumbramientos y las corrientes directas de frío o calor, como las de los ventiladores, pues resecan mucho los ojos. También puede resultar útil humidificar el ambiente, utilizar lágrimas artificiales sin conservantes y descansar la vista.
La mejor forma de hacer esto último es mirar a lo lejos durante unos minutos el aire libre. Tras una jornada laboral frente a la pantalla, la zona ocular hace un esfuerzo de adaptación muscular que acaba pasando factura. Por eso es importante relajar esos músculos mirando a una distancia larga, de 20 metros o más.
Pero no solo el estrés
Aunque es la causa más corriente, hay otros motivos que pueden hacerte temblar el párpado. Una de ellas es la sequedad ocular. Si tenemos un déficit de lágrimas en el ojo, o estas lágrimas son de mala calidad, es posible que se irrite la córnea o la conjuntiva. Esta irritación hace que el músculo orbicular se hiperactive y, por tanto, que aparezca el parpadeo involuntario.
También el cansancio y la falta de sueño pueden estar detrás de este problema. En caso de que llevemos una temporada durmiendo mal, conviene tomar medidas en este sentido para atajar el problema. El cansancio y el exceso de trabajo contribuyen asimismo a que aparezcan los espasmos.
Y no solamente debido a la fatiga. También las muchísimas horas que nos pasamos mirando una pantalla, ya sea de ordenador, televisión o móvil, tienen algo que ver. Este hábito favorece la sequedad de ojos, que como hemos visto, tiene una estrecha relación con el temblor de párpados.
Lo ideal sería limitar, en la medida de lo posible, el uso de pantallas y hacer descansos mientras las estamos utilizando. Además, los expertos recomiendan no utilizar dispositivos electrónicos en las dos horas previas a irnos a la cama. De este modo conciliaremos mejor el sueño y prevenimos la aparición del tic.
Y hay más cosas que podemos hacer para evitar que aparezca el temblor. Si eres un cafetero empedernido, tal vez ahí esté el problema. El exceso de café, como sustancia estimulante que es, altera nuestro organismo y puede favorecer este tipo de espasmos. Tres cuartos de lo mismo sucede con el café y con el tabaco. Si empieza a agobiarte esto de los temblores, reduce al máximo tu consumo.
Ser más cuidadosos con nuestra dieta puede ser también de gran ayuda. Según las investigaciones disponibles, el temblor en el párpado puede deberse a la falta de ciertas vitaminas, como la B12. También un bajo nivel de minerales como el magnesio, el potasio y el calvio, muy relacionados con la regulación del sistema nervioso y circulatorio, puede ser causante de este trastorno.
Por último, la aparición de estos espasmos puede deberse a defectos refractivos no corregidos. Si necesitas llevar gafas o lentillas, pero no las llevas, o no las llevas de la graduación correcta, aumentan tus papeletas a que te tiemble el ojo. En este caso, es recomendable acudir a una óptica para que te adapte los valores de las gafas o lentillas y evitar así más molestias.