Investigadores del grupo de Hepatitis víricas y del equipo de Hemodinámica hepática del Clínic-IDIBAPS y del CIBEREHD han publicado un estudio en la revista ‘Journal of Hepatology’ sobre el efecto de la curación del virus de Hepatitis C (VHC) en el gradiente de presión portal. El estudio demuestra que dos años después de la curación de la hepatitis, el 53 por ciento de los pacientes continúa con una hipertensión portal significativa y que, por tanto, presentan más riesgo de descompensación.
El gradiente de presión hepática (GPVH) es una medida de la presión de la vena porta que permite hacer un abordaje de las enfermedades hepáticas, conocer cuál es su pronóstico, establecer el tratamiento más adecuado y evaluar la respuesta. Cuando el gradiente de presión hepática es superior a 10 mmHg permite identificar a los pacientes con cirrosis que tienen riesgo de descompensación clínica y, por tanto, su medida proporciona un dato muy relevante en cuanto al pronóstico de la enfermedad.
En este estudio multicéntrico, en el que participaron 6 centros españoles, se incluyeron 226 pacientes con cirrosis provocada por el virus de la hepatitis C y con hipertensión portal clínicamente significativa (gradiente de presión venosa hepática superior a 10 mmHg).
Después de conseguir la curación del virus de la hepatitis C, con una respuesta virológica sostenida mediante el tratamiento con los nuevos antivirales de acción directa, los pacientes se sometieron a un nuevo estudio hemodinámico seis meses después de finalizar el tratamiento. Los datos del impacto de la curación en la presión portal a los 6 meses se publicaron en la revista ‘Gastroenterology’ en 2017 y mostraban que, a pesar de la eliminación del virus, un 78 por ciento de los pacientes persistía con una GPVH = 10 mmHg y por tanto, presentaban un riesgo elevado de desarrollar complicaciones clínicas en el contexto de su cirrosis avanzada.
En el nuevo estudio se muestra la evolución de la hemodinámica hepática de aquellos pacientes que persistían con GPVH = 10 mmHg a los 6 meses de curación del virus. Se vio que, en este subgrupo de pacientes, dos años después de la curación de la hepatitis, el 53 por ciento seguían con hipertensión portal clínicamente significativa, aunque la proporción de pacientes con gradiente muy alto (GPVH = 16 mmHg) se había reducido de un 41 a un 15 por ciento.
«Este dato es relevante ya que durante el seguimiento un 7% de los pacientes presentó descompensación clínica, asociándose de forma significativa tanto a la presencia de un gradiente = 16 mmHg como la presencia de descompensación pre-tratamiento antiviral, fundamentalmente ascitis», explica una de las autoras, Sabela Lens.
Otro de los mensajes relevantes del estudio es que los métodos no invasivos como la elastografía hepática no son completamente fiables para descartar la presencia de hipertensión portal tras la curación de VHC. La elastografía de transición ha demostrado ser una técnica muy útil de cara a identificar a aquellos pacientes con cirrosis y presencia de hipertensión portal.
Ahora bien, la gran mayoría de estudios se han hecho en pacientes con hepatitis C e infección activa, pero muy pocos han evaluado la fiabilidad diagnóstica de la técnica una vez eliminado el virus. «Los datos que se presentan en este estudio muestran claramente que el valor de la elasticidad hepática infravalora el gradiente de presión venosa hepática una vez eliminado el virus de la hepatitis C y, por tanto, no es fiable a la hora de clasificar a un paciente como de riesgo bajo para presentar complicaciones de la cirrosis», señala otra de las autoras, Anna Baiges.
Los autores del estudio concluyen que la reducción del gradiente de presión venosa hepática tras la eliminación del VHC es progresiva a lo largo del tiempo, pero un porcentaje no despreciable de pacientes continúa con gradientes altos y, por tanto, se encuentra en riesgo de descompensación. Por lo tanto, el seguimiento de estos pacientes debe incluir la gastroscopia para el cribado de varices.
Las investigadoras del CIBEREHD Sabela Lens, especialista del Servicio de Hepatología del Clínic e investigadora del grupo Hepatopatías víricas, tóxicas y metabólicas del IDIBAPS, y Anna Baiges, especialista del mismo servicio e investigadora del grupo Regulación de la microcirculación hepática en la cirrosis y enfermedades vasculares hepáticas del IDIBAPS, son las primeras co-autoras del trabajo.