“Europa debe liderar el camino digital, o tendrá que seguir el camino de otros, que están fijando estas normas para nosotros”, ha sentenciado la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen ante el Parlamento Europeo sobre el Estado de la Unión. Con el foco puesto en la salida de la crisis sanitaria, social y económica producida por la pandemia del Covid-19, Von der Leyen ha vuelto a recordar la necesidad de consolidar un enfoque europeo de conectividad y digitalización. Un objetivo de carácter urgente considerando que tal como ha quedado plasmado en el último Índice de Economía y Sociedad Digital (DESI), el avance de Europa en materia de digitalización es con velocidades muy distintas. Mientras países como Finlandia, Suecia, Dinamarca y España lideran la transformación digital en Europa, otros como Chipre, Italia, Rumanía, Grecia y Bulgaria tienen aún un largo camino por recorrer.
Es por ello que Von der Leyen ha llamado a los Estados miembros a alinear sus planes nacionales con la perspectiva europea y con los dos grandes lineamientos del Plan Próxima generación: la transición ecológica y la digitalización. Un llamado que no deja indiferente a España que será, después de todo, el segundo país tras Italia, más beneficiado por el plan de recuperación aprobado por la UE. Lo que significa que los ojos de la Comisión estarán puestos en los planes de inversión y reformas de Italia y España en particular.
No se trata simplemente de lograr salir de la crisis, sino de salir fortalecidos. Y para lograrlo, tanto España, como el resto de los países miembros deberán trabajar en un plan de modernización basado en el máximo aprovechamiento del presupuesto de la UE.
Italia, mayor beneficiario del Fondo de Recuperación europeo, recibirá más de 200.000 millones de euros, de los cuales, según el primer ministro italiano, Giuseppe Conte, no se desperdiciará “ni un euro”. Una decisión atinada, sobre todo si se tiene en cuenta lo detrás que está Italia en términos de digitalización en comparación con otros actores europeos como España que lideran la carrera digital. De hecho, Italia registra niveles muy bajos de competencias digitales básicas y avanzadas en comparación con la media de la UE. Dificultades que también atraviesan Rumanía y Bulgaria.
En los últimos meses, ha quedado en evidencia la importancia de reforzar las habilidades digitales. Sobre todo, luego de que las medidas de confinamiento desencadenadas por la pandemia del coronavirus dieran lugar a una digitalización forzada. Tal como lo ha explicado la presidenta de la Comisión, la tecnología moderna ha permitido a los jóvenes seguir estudiando a distancia y a millones de personas trabajar desde sus hogares durante el estado de alarma. En pocas semanas, se ha alcanzado el equivalente a años de progreso de innovación y transformación digital.
En el caso de España, el país ha adoptado una serie de medidas en el ámbito digital para hacer frente a la crisis, sobre todo en lo que respecta el mantenimiento de la prestación de servicios de comunicaciones electrónicas. Lo que ha significado un gran esfuerzo por parte de las empresas de telecomunicaciones que, al firmar el Pacto de Conectividad con el gobierno español, se comprometieron a garantizar la conectividad y el funcionamiento de las redes durante la pandemia. Algo que no hubiese sido posible, de no haber sido por los años de esfuerzo e inversión destinados a estas áreas, ya que, a diferencia de Italia, España ha sido uno de los países europeos en experimentar los avances más importantes en el ámbito digital en los últimos cinco años.
Aunque esto no significa que el país no tenga que reforzar su desempeño en ciertas áreas. Pese a haber mejorado su rendimiento digital, España ha descendido un puesto en el DESI 2020, y ocupa actualmente la undécima posición en el índice. Si bien el país ha obtenido buenos resultados en el ámbito de la conectividad y de acceso a servicios públicos digitales, aún debe reforzar su desempeño. Especialmente en el apartado de integración de las tecnologías digitales y capacitación en competencias digitales básicas ya que la mitad de la población española aún no alcanza el nivel requerido de conocimiento digital.
Otro de los puntos que España debe reforzar es el aprovechamiento del potencial del comercio electrónico por parte de las PYMEs. Un objetivo que ya ha quedado plasmado en la Agenda España Digital 2025 que prevé acelerar la digitalización de las micro pymes y startups.
España también debe pisar el acelerador en el despliegue de tecnología de quinta generación ya que todavía no ha asignado ningún espectro adicional en las bandas del 5G. Un objetivo primordial para la Comisión que ve en estas redes, una oportunidad de fortalecer la autonomía estratégica de Europa. Después de todo, esta tecnología es uno de los motores que impulsará la digitalización que dará lugar a la recuperación económica tras la crisis.
A priori, la financiación no será un problema ya que España recibirá un total de 140.000 millones de euros del fondo de recuperación en seis años, lo que equivale a más del 11% de su PIB. En palabras del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se trata de “un auténtico Plan Marshall” que permitirá “abordar las transformaciones que el país necesita en el futuro”. Transformaciones destinadas a garantizar la conectividad y la digitalización, que dependerán de la gestión de los fondos y de los esfuerzos del gobierno español. Porque tal como lo ha expresado Sánchez «Europa quiere estar a la cabeza, pero España quiere estar a la cabeza de Europa». Con el peso de la mirada de Bruselas siguiendo los pasos de las autoridades en su manejo de los fondos de recuperación, España tendrá la oportunidad de demostrar cuán dispuesta está en liderar el camino digital y así guiar a los 26, para contribuir al liderazgo europeo.