Ha llegado el momento de hacer las compras en el hogar y el queso es uno de los productos alimenticios que no puede faltar, pero por qué si se trata de un complemento de la comida. Dicen que hay una sustancia que lo hace muy adictivo, pero más adelante responderemos si es comparable con la droga. Lo incuestionable es que vamos a comprar un hot dog y le decimos al vendedor ‘me le rallas suficiente queso’ o compramos una pizza y lo que esperamos es ver el queso estirarse al agarrar un slice.
Según los datos del 2017 del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA), apuntan que un español consume 7,66 kilos anuales. Entran muchas categorías de este ingrediente: fresco, fundido, tierno, semicurado, curado, azul, queso de oveja y de cabra, queso de bola, los suizos entre otros. Para cerrar este abreboca del artículo se dedica un 3,80% del presupuesto doméstico en comprar queso.
1¿Qué hace que el queso sea tan adictivo?
El queso nos quita el sueño por su sabor. Mientras se está cocinando se extraen lonjas de este apetecible alimento para consumirlo, es tan grande su agrado que pocas veces podemos esperar al desayuno, almuerzo o cena para degustarlo. Lo que hace que el producto sea tan adictivo es un elemento que lo integra la caseína, una proteína de la leche que durante la digestión se convierte en casomorfina que es lo que produce la adicción.
Ahora ya sabemos la razón de su atracción en nosotros. No te sientas mal si le robas un poco de queso al desayuno de tu hijo o madre, hay una explicación. La sustancia antes descrita en la leche no viene en muchas cantidades, pero en el queso para su elaboración se necesita 10 veces su peso en leche.