Pensábamos que lo único que nos quedaba por descubrir era lo que está más allá de las estrellas. Pero resulta que tenemos regiones desconocidas dentro de nuestra propia cara. Y es que un grupo de científicos holandeses acaban de descubrir un nuevo órgano humano en la garganta.
Los investigadores estaban probando un nuevo escáner para detectar el cáncer. Accidentalmente, dieron con un conjunto de glándulas en la parte superior de la garganta. El equipo las ha bautizado como “glándulas salivares tubales”, y piensa que sirve para ayudar a mantener bien lubricada la zona que queda bajo la nariz.
Evitar esas glándulas en los pacientes que están recibiendo tratamiento por radiación “podría suponer para ellos una oportunidad de mejorar su calidad de vida”. Eso se lee en el artículo, publicado el mes pasado en la revista Radiotherapy and Oncology con el título “The tubarial salivary glands: A potential new organ at risk for radiotherapy”.
Un líquido trazador
Estos científicos del Instituto Holandés del Cáncer, situado en Amsterdam, estaban probando un nuevo escáner para detectar el cáncer de próstata en combinación con una tomografía axial computerizada. Para hacerlo, los doctores inyectaron un líquido en los pacientes para poder trazar su camino.
Este procedimiento es muy eficaz para detectar tumores de próstata, per sirve también para detectar tejidos de glándulas salivares, de acuerdo con las investigaciones de Live Science. Cuando inyectaron este líquido trazador en el paciente, se iluminaron dos áreas inesperadas en la parte posterior de la nariz.
Estas glándulas, de aproximadamente dos pulgadas de largo, son muy similares a las glándulas salivales ya conocidas en el cuerpo humano, según el oncólogo Wouter Vogel.
“Las personas tenemos tres conjuntos de grandes glándulas salivales, pero no en ese lugar”, explica Vogel, “Hasta donde sabemos, las únicas glándulas salivales o mucosas que tenemos en esa zona son microscópicas, y hay cerca de 1000 repartidas por toda la mucosa. Así que imagínate la sorpresa que nos llevamos al encontrar eso”. Las glándulas fueron halladas en los cien pacientes a los que el estudio examinó.
En dicho instituto, Vogel y el cirujano Matthijs H Valstar investigan los efectos de la radiación en pacientes con tumores en la cabeza y en el cuello. “La radioterapia puede dañar las glándulas salivales, y eso puede acabar complicándose.”, explica Vogel. “Los pacientes pueden tener dificultades para comer, al tragar o al hablar, y puede ser algo realmente molesto”. Según el médico, la radiación podría causar los mismos efectos en las glándulas salivales tubales.
Seguir investigando
Examinando más de 700 casos, Vogel y Valstar descubrieron que cuanta más radiación era liberada por esas glándulas recién descubiertas, mayores eran las complicaciones que presentaban los pacientes. Y, por tanto, más difícil se hacía la terapia por radiación para curar los tumores.
“Para muchos pacientes, debería ser técnicamente posible evitar liberar radiación hacia estas nuevas glándulas”, cuenta Vogel. “Nuestro próximo paso será encontrar cómo podemos reponer esas nuevas glándulas y en qué pacientes. Y si tenemos éxito, los pacientes experimentarían menos efectos secundarios, lo que mejoraría mucho su calidad de vida tras el tratamiento”.