El origen del bricolaje se remonta a la década de los años 50 en Inglaterra, aunque rápidamente se extendió por todo el mundo. Este movimiento se basa en la creación, reparación o modificación de objetos (muebles, mesas, estanterías, etc.) para mejorar siempre el hogar. Engloba una gran variedad de laborales manuales como la albañilería, la carpintería, la decoración, la fontanería o la pintura, entre muchas otras. Hoy en día, esta actividad sigue apasionando a millones de personas de todos los países, que apuestan por la reparación, construcción o desarrollar sus propios proyectos, convirtiendose en un hobby muy satisfactorio que permite cargar la autoestima positivamente al ver cumplidos nuestros objetivos facilmente. Además, el bricolaje tiene muchos beneficios para conseguir una vida más feliz, tal y como aseguran un gran número de expertos.
Una de las claves del bricolaje es que no requiere de grandes esfuerzos físicos ni de grandes herramientas para su práctica. Sin embargo, hay que saber elegir bien las herramientas adecuadas para llevar a cabo esta gran variedad de laborales en el hogar. Con estas guías de herramientas manuales y herramientas eléctricas podrás tener tu propia caja de herramientas para realizar cualquier tipo de reparación o construcción. Un equipo básico de herramientas que debe incluir: alicates, cúter, destornilladores, llaves, sierra, martillo, metro, nivel, pegamentos, pistola de silicona y taladro. En cualquier caso, siempre es conveniente comenzar con cosas cuya dificultad podamos enfrentar sin ningún tipo de problema, aunque posteriormente ese nivel de dificultad se puede ir incrementando con el paso del tiempo.
El bricolaje o movimiento DIY (de sus siglas en inglés Do It Yourself)) se ha convertido en una vía de escape contra el estrés imperante en la sociedad actual. De hecho, los expertos recomiendan este tipo de actividades para todas aquellas personas que realizan un esfuerzo mental importante durante su jornada laboral. Al fin y al cabo, esta actividad requiere de creatividad y atención, de modo que ayuda a mejorar la salud mental. Entre sus beneficios psicológicos destaca la reducción del estrés y los episodios de ansiedad, el desarrollo del ingenio y la potenciación de la capacidad a la hora de resolver los problemas diarios. Además, las personas que practican el bricolaje también se sienten realizadas y orgullosas de los objetos que han construido o reparado en su tiempo libre, ya que no han tenido que recurrir a los servicios de un profesional.
La práctica habitual del bricolaje aporta muchos beneficios a nuestra calidad de vida. Sin ir más lejos, esta actividad puede reducir hasta en un 30% la posibilidad de sufrir un infarto, o incluso un ictus, en las personas mayores de 60 años. Al menos esa es la conclusión a la que ha llegado un estudio realizado por el Hospital Universitario Karolinska, en Estocolmo (Suecia), sobre las ventajas de realizar este tipo de actividades entre los mayores. Además, también eleva el metabolismo, mejora el tono muscular y el estado de los huesos, ya que se trata de una actividad que requiere de un gasto energético. Más allá de sus múltiples beneficios para la salud, tanto física como mental, el bricolaje es una actividad con la que también se mejora continuamente el hogar, con ahorro económico incluido.