La carrera por convertirse en el mejor tenista de la historia continúa más vigente que nunca. Roger Federer, Rafael Nadal y Novak Djokovic siguen inmersos en una lucha que sigue siendo épica, porque los tres ganan y ganan títulos en cada campaña, lo que los hace acumular más méritos para colocarse en lo más alto de la historia. En los últimos días el que ha dado un paso gigante en esta particular batalla ha sido el español, gracias al Roland Garros número 13 que cosechó. No solo representa un hito impresionante el ganar 13 veces el torneo parisino, que lo catapulta (más aún) como el mejor tenista sobre la arcilla que haya existido; sino que también significó alcanzar al suizo en esos 20 Grand Slam que ahora tienen ambos.
Para Nadal, los récords vienen en consecuencia a sus grandes actuaciones en los torneos importantes en los que decide participar. En su mente no está esa obsesión por forzarse a competir en cada evento, con lo que podría lesionarse; más bien prefiere reunir fuerzas y pelear por los trofeos más trascendentales. Sin embargo, al mallorquín todavía se le escapan algunos registros, que de lograrlos, lo llevarían a lo más alto en su carrera con los otros tres. Su calendario siempre es el que dicta sentencia, pero con algunos títulos ausentes en su vitrina podría adaptarlo para conseguirlos y acumular más méritos en esa lucha de pulso que tiene con Federer y Djokovic.
1Los ATP 500 que aún le faltan a Nadal
Entre los títulos que le quedan por ganar a Nadal se encuentran algunos ATP 500 que podrían hacerlo aún más grande. Cierto es que estos son los torneos que se encuentran en el tercer escalafón de importancia, pero todos tienen esa aura de prestigio que de obtenerlos llevarían a otro nivel al español. En total, de los 14 eventos ATP 500 que hay, el mallorquín ha conseguido la victoria en la mitad de ellos. Rótterdam, Halle, Queen’s, Washington, San Petersbugo, Viena y Basilea aún no figuran en su palmarés. Ya sea por la dificultad del tipo de pista, su lugar en el calendario que le dificulta participar o el dominio implacable de un jugador concreto en ese certamen (Federer en Basilea, por ejemplo), son las razones que le han impedido obtener esos trofeos; aunque aún hay tiempo en su carrera para tratar de completarlos todos.