El Arsenal ha ganado 13 Ligas en Inglaterra en toda su historia, pero ninguna como en la temporada 2003/04. Un éxito que sólo había conseguido el Preston North End, allá por 1880, en los albores del balompié, sin la exigencia ni el ritmo de partidos que impone el fútbol moderno. En total: 26 victorias y 12 empates para alzarse con la Premier League, el último gran título de los ‘gunners’ hasta la fecha.
LA PRETEMPORADA INVITA AL OPTIMISMO
El equipo londinense arrancó como un cohete. La pretemporada ya anunciaba que el año podría ser especial, tan solo una derrota en el primer partido ante un equipo de Tercera División en un duelo sin importancia. Pruebas y más pruebas para que Wenger comenzase a engrasar una máquina imparable cuyo ideario se distinguió por la velocidad y el llamado fútbol total en los metros finales.
El Arsenal ganó los cuatro primeros partidos, con triunfos a domicilio ante el Everton y el Manchester City y encajó su primer traspié en un empate frente al Portsmouth. El mítico Teddy Sheringham aguó la fiesta de un Highbury que mereció haber sumado la quinta seguida. Hasta tres balones al palo estrellaron los capitalinos en un encuentro con claro dominio de los ‘cañoneros’.
EL ESCOLLO DE OLD TRAFFORD
El punto dio pie a otro empate en la visita a Old Trafford, una cita marcada en rojo que estuvo cerca de chafar cualquier opción de récord. Van Nistelrooy mandó un penalti al larguero en el tramo final y Viera fue expulsado en el minuto 80. La suerte también debe ser un gran aliado para los campeones y el Arsenal lo demostró con grandes dosis para seguir con el liderato en sus manos.
Sin embargo, pese al buen comienzo liguero, nadie podía imaginar lo que ocurriría meses después, sobre todo tras el tantarantán que le dio el Inter de Milán en la primera jornada de la Liga de Campeones (0-3). Los italianos asaltaron el viejo Highbury y sirvió como aviso para el futuro, principalmente por lo que vendría en Liga. Seis victorias en siete jornadas y consolidación del primer puesto.
LA MAESTRÍA DE WENGER
El talento de este equipo, que se recitaba de carrerilla en la capital inglesa: Jens Lehmann; Lauren, Sol Campbell, Kolo Touré, Ashley Cole; Gilberto Silva, Patrick Vieira, Robert Pires, Fredrik Ljunberg; Dennis Bergkamp y Thierry Henry, llevaba por líder al más importante. El entrenador francés Arsene Wenger, un técnico que ya había conquistado dos Ligas con el club, pero ninguna como esta.
En realidad, ninguno de los 17 títulos que logró en su etapa como técnico durante 22 temporadas fueron como aquella Premier. Un campeonato redondo que confirmaba la valiente apuesta del presidente del Arsenal por aquel entonces, Peter Hill-Wood, que jamás hubiera imaginado tal rendimiento. Tuvieron que viajar hasta Japón para convencerlo -allí revolucionó la liga en dos temporadas, y finalmente lo hicieron.
La paciencia del técnico, su perfil de psicólogo y su capacidad para detectar el talento en las jóvenes promesas fueron la clave de su éxito. Además, con especial predilección por el fútbol español. A Lauren, el camerunés criado en la cantera del Sevilla, se le unió otro nervionense: José Antonio Reyes, la venta más cara del club andaluz.
REYES LLEGA EN INVIERNO
El de Utrera, fallecido el pasado 1 de junio, llegó al Arsenal en el mercado de invierno, pero tuvo una contribución importante en 13 partidos pese a las dificultades para la adaptación. El sevillano fue la pieza de frescura que necesitaba Highbury y terminó siendo importante. En siete partidos de titular, dos goles, el primero salvó un empate contra el Portsmouth y el segundo sirvió para vencer al Fulham, ambos fuera de casa.
En este equipo también estaba un jovencísimo Cesc Fábregas, que rompió un año más tarde. De hecho, el de Arenys de Mar pasó de no jugar un solo minuto a convertirse en un fijo con casi 40 partidos. Cesc apenas tenía 17 años y había volado de La Masia gracias al buen ojo de Wenger, que le reclutó cuando comenzaba su adolescencia.
LOS 30 GOLES DE ‘TITI’
El mejor Thierry Henry, campeón del mundo unos años antes y de Europa, estalló esa temporada gracias a una zancada inigualable y un mano a mano de película. El delantero francés acabó la Liga con 30 goles, fue el máximo anotador por delante de Alan Shearer, Nicolas Anelka Van Nistelrooy y Saha.
Henry fue el mejor socio de todos sus compañeros, entre ellos el holandés Dennis Bergkamp, mientras que el mejor aliado para el gol fue Robert Pires, su compatriota -que jugaba más escorado a la derecha- y acabó la Premier con 14 dianas. Todo le salía a un Arsenal que siguió su camino como sin titubeos. Hasta diciembre sólo cedieron tres empates y con el nuevo año encadenaron su mejor racha: 9 victorias consecutivas que les dejaron al borde del título.
De esas nueve, algunas de postín como la de Stamford Bridge (1-2) o el triunfo sobre el City (2-1) con un gol de Henry a siete minutos para el final. Semanas más tarde goleó al Liverpool con un partido para el recuerdo (4-2) y esperó 15 días para proclamarse campeón de Liga, en concreto el 26 de abril de 2004. Lo hizo en casa de su eterno rival, el Tottenham, con un empate que supo a gloria.
Sin embargo, esa Premier no sería tan recordada si alguna de las cuatro últimas jornadas se hubiera ensuciado el inmaculado currículo. El Arsenal arrancó dos empates y dos victorias e incluso alargó el récord – todavía vigente- a la siguiente campaña con nueve partidos más. En total, 49 partidos como legado para la historia del fútbol.