A pesar de la contundente victoria del Barça ante el Nápoles fue evidente la mala relación que tiene Lionel Messi con Messi se evidenció más, por lo que una ruptura entre las partes no sería ilógica antes de jugar el Súper 8 que se disputará en Lisboa, donde los culé enfrentarán al gran favorito Bayern de Múnich, quien llega al último tramo de la Champions invicto en ocho partidos. Esto preocupa a la directiva, pues se piensa que esta tensión al final y al cabo terminará afectando el rendimiento del equipo.
Todos saben que el partido de ida ante el Nápoles el Barça no lució bien. Tras perder LaLiga y con la probabilidad de terminar la temporada sin títulos, la cara del equipo culé cambió en el duelo de vuelta se vio otro equipo empujado por un Messi que apuesta a la Champions, ya que es una promesa de principios de temporada. El argentino quiere cerrar su ciclo ganando la quinta “Orejona” con los azulgranas, pero es notorio que no cuenta con su actual entrenador y que esta es su empresa para llevarle alegría a la afición blaugrana. Ahora hay tranquilidad pues están entre los ocho mejores de Europa para la 2019-2020.
La continuidad de Messi en vilo
En las últimas semanas se ha estado especulando sobre la continuidad de Messi con el Barcelona. Se dice que la marcha del jugador está más cerca que nunca. Por ahora el club no ha propuesto una renovación y el contrato del jugador vence en el 2021. Esto ha hecho avivar las intenciones del Inter de Milán de contar con la máxima figura del fútbol mundial en los últimos 20 años. Se dice que el Inter estaría dispuesto a pagar unos 100M€, cifra que parece irrisoria por un jugador que ha ganado cinco Balones de Oro, pero el club neroazurro le ofrece al argentino un contrato de tres años por 30 millones de euros cada uno.
Con la negativa de Xavi de dirigir al equipo catalán y la tentativa de Ronald Koeman de ser elegido, parece que Messi está apostando a un cambio, pues piensa que ya no hay conexión con la directiva, la cual en los últimos años se ha divorciado con el jugador con escándalos que ha ensombrecido la tranquilidad de un vestuario que ya está envejecido y donde el argentino se ve solitario ya que es el único que aporta algo distinto en la cancha. Lo único seguro es que el argentino no quiere nada con su actual entrenador.