Las cosas en el FC Barcelona van más que bien, no solo por los resultados que ha obtenido el equipo, con dos victorias y un empate, sino también por las buenas sensaciones que ha dejado. Con más compromiso, mejor forma física y más efectivos de cara a puerta, el conjunto blaugrana se ha presentado en una nueva temporada con más ímpetu que el que ha mostrado en los últimos cursos. Sin embargo, no todos son buenas noticias, porque si bien las mejorías se han visto en varios futbolistas, en el caso de Antoine Griezmann el proceso parece que se está tardando mucho más.
El buen momento de algunos jugadores es evidente, como en Ansu Fati, pero Koeman ha logrado hacer renacer a varios jugadores que muchos ya daban por acabados en el Barcelona. Jordi Alba, Sergi Roberto o Coutinho son algunos de los ejemplos de esos milagros del técnico neerlandés; pero con el atacante francés no ha podido hacer mucho. Tras tres actuaciones muy pobres del galo, la paciencia del nuevo entrenador blaugrana se agota y al mismo tiempo la de un jugador que se siente ninguneado.
A Griezmann no le sentó nada bien el cambio
Justo ahora la relación entre Koeman y Griezmann no está nada bien, pero todo se agravó luego de lo sucedido en el duelo ante el Celta de Vigo. Frente a los gallegos se dio la expulsión de Lenglet y para poder mantener la linea de cuatro en defensa, el estratega neerlandés decidió que el francés fuera el sacrificado para recomponer la zaga. Ronald Araujo entró en su lugar y el galo salió de la cancha con una cara de pocos amigos poco disimulable.
Después del partido algunos medios hablaron de que Griezmann se encaró con su nuevo técnico para reclamarle haber sido el cambio. Según lo que alegó el ex del Atlético de Madrid, su estatus de estrella debía respetarse por lo que lo correcto habría sido quitar a Ansu Fati, que aunque está jugando bien, apenas tiene 17 años y comienza su carrera; o de Coutinho, que acaba de volver de su cesión al Bayern Múnich. Ese incidente combinado con que en los otros dos duelos siempre ha salido a las primeras de cambio, son los que no le han gustado al «7» blaugrana, que ve como Koeman no ha cumplido la promesa que le hizo al llegar.
Una promesa que por ahora no se ha cumplido
Al llegar al conjunto catalán, el neerlandés una de las primeras cosas que hizo fue llamar a Griezmann para confirmarle con con él su etapa en el club iba a ser muy distinta a la que experimento con Valverde y con Setién. Koeman le explicó que sería pieza central en el ataque del Barça, más tras decretar que no contaría con Luis Suárez.
Sin el uruguayo en el equipo realmente el francés se hizo un miembro fijo del ataque del Barcelona, pero la poca importancia que le ha dado el entrenador azulgrana en estos tres duelos, pues choca bastante con la promesa que le hizo antes de iniciar su periplo en el equipo. Aunque todo acaba de empezar y la relación entre futbolista y entrenador puede arreglarse, mucho tendrá que cambiar en las actuaciones del atacante si de verdad quiere ser importante y no volver a ser relegado por nadie más.