Un nuevo estudio de la Northwestern Medicine (Estados Unidos) que evaluó durante 10 años a personas con alto riesgo de artrosis de rodilla ha mostrado que el ejercicio vigoroso, como el ciclismo, el tenis o el esquí, no aumenta su riesgo y puede incluso protegerlos de esta patología.
«Los hallazgos de nuestro estudio transmiten un mensaje tranquilizador de que los adultos en alto riesgo de artrosis de rodilla pueden realizar con seguridad actividad física vigorosa a largo plazo a un nivel moderado para mejorar su salud y bienestar general», explica Alison Chang, líder del trabajo, que se ha publicado en la revista ‘Journal of the American Medical Association Network’.
En este estudio observacional de 1.194 personas con alto riesgo de padecer artrosis de rodilla, pero sin pruebas radiográficas, a las que se les hizo un seguimiento de hasta 10 años, la participación a largo plazo en actividades físicas extenuantes no se asoció con el riesgo de desarrollar la patología. De hecho, las personas que hicieron ejercicio vigoroso en el estudio tenían un 30 por ciento menos de probabilidades de tenerla, aunque el número no se consideró estadísticamente significativo.
Las actividades incluyeron trotar, nadar, montar en bicicleta, tenis individual, danza aeróbica y esquí. La persistencia de estar sentado extensamente no se asoció con un riesgo elevado o reducido. El peso corporal excesivo, los antecedentes de lesiones o cirugías en las articulaciones, el envejecimiento y los síntomas crónicos de la rodilla ponen a un individuo en un riesgo elevado de desarrollar OA de la rodilla.
Aunque la actividad física y el ejercicio regulares proporcionan múltiples beneficios para la salud, la incertidumbre sobre si la participación en una actividad física vigorosa podría causar dolor y más daño a los tejidos es una preocupación común. El análisis de los investigadores mostró que casi el 50 por ciento de los adultos con alto riesgo de padecer esta enfermedad no realizaron ninguna actividad física fuerte durante ocho años.
«Las personas que sufren lesiones de rodilla o que se han sometido a una reparación quirúrgica artroscópica del ligamento cruzado anterior (LCA) o del menisco suelen ser advertidas de que están en el buen camino para desarrollar artrosis de rodilla. Puede que les preocupe que participar en actividades o ejercicios vigorosos pueda causar dolor y más daño a los tejidos. Para mitigar este riesgo percibido, algunos han reducido o suspendido las actividades físicas vigorosas, aunque estas actividades son beneficiosas para la salud física y mental», detalla Chang.