La cuerda por fin ha reventado. El secreto a voces que corría como pólvora al fin se ha dado a conocer y no es otro que la venta de Arthur Melo a la Juventus por 72 millones de euros más 10 en variables, pero la razón de que este traspaso, que se sabía desde hace tiempo, se ha dado a conocer precisamente antes del 30 de junio es porque beneficia única y exclusivamente a Josep Maria Bartomeu. Las maltrechas cuentas del club aparecerán saneadas con una venta que crea tanto suspicacia deportiva como institucional.
Según algunos medios el club tenía un déficit de 69 millones de euros, que para cuadrar y limpiar las cuentas en este periodo del mandato del presidente azulgrana debían solventarse antes del final de junio. Con este sencillo movimiento, la escuadra catalana acabará con un balance positivo el presente ejercicio y Bartomeu se afloja por un tiempo la soga que tiene en el cuello; además, de que trae a un jugador de experiencia como Miralem Pjanic proveniente de la Vecchia Signora.
Arthur se va en un verdadero golpe maestro
El brasileño sale por la puerta de atrás del Barcelona en un golpe de mercado algo extraño debido a que se esperan muy pocos movimientos con cifras tan altas, pero el trueque que hicieron los blaugranas y los turineses sirve para solventar sus cuentas este curso, por el simple hecho de que la venta de Arthur aparecerá en las cuentas de este periodo, pero la compra de Pjanic ya saldrá en el siguiente.
Realmente es una jugada maestra, una que el club ya ha aplicado en otras ocasiones, en la que ni si quiera deben recibir el dinero ahora mismo, con colocarlo en los libros ya se salva Bartomeu. Actualmente, la mala gestión económica ha llevado al equipo catalán a una espiral de números rojos poco común.
Los altos costos de las fichas de las ‘vacas sagradas’ (Messi cobra 50 millones de euros, por ejemplo), más algunas compras cuestionables por muchos millones (Dembélé, Coutinho, Griezmann…) han dejado al club muy tocado en lo económico y ahora con la venta del brasileño los números se alivian al menos por este periodo. Tan mal está el club que falló a promesas de renovación (como con Rakitic) y hasta ha paralizado algunas muy importantes de cara al futuro (como la de Ter Stegen), ahora este pequeño truco que armó con la Juve lo deja en mejor posición.
¿Una pérdida deportiva?
Lo cierto es que además de sanear las cuentas, la salida de Arthur deja un hueco deportivo innegable. Cuando llegó en 2018 proveniente del Gremio se le catalogó como «el nuevo Xavi», por su parecido en el juego y en la estatura. Su misión era comandar el mediocampo culé como lo hiciera el catalán, pero después de dos años no lo dejaron terminar de probarse.
Algunas lesiones y la perdida total de confianza por parte de Quique Setién propiciaron una venta que deja muy tocado al club en muchos aspectos. En lo deportivo perder a un jugador de 23 años, que estaba llamado a liderar en el futuro, es muy preocupante porque evidencia que el club no sabe lo que hace; además de que en su lugar llega otro futbolista, contrastado y con experiencia eso sí, pero de 30 años y por 60 millones de euros, eso es otro volantazo que no se entiende mucho.
Lo peor es que la imagen de la entidad como tal queda muy manchada, porque con un título aún en juego desconcentras a todo un equipo y a un jugador que obviamente ya no te va a dar el 100% porque no eres tú el que le paga, todo para sanear unas cuentas maltrechas.
Nadie sabe si Arthur de verdad iba a cuajar una gran carrera en el Barcelona, más porque en los últimos tiempos perdió un poco de ese brillo con el que llegó, pero su clase y su edad le daban un margen de mejora que con Pjanic no se tendrá. El tiempo dirá si fue bueno desprenderse del ex del Gremio, pero lo único que es seguro es que Bartomeu se limpia las manos con una triquiñuela tan inteligente como rastrera.