El fabricante sueco de cervezas St. Eriks ha elaborado las patatas fritas más caras del mundo como el complemento perfecto para acompañar a la St. Eriks Indian Pale Ale, uno de sus elixires más famosos.
La presentación del producto está tan cuidado como su elaboración. El tuberculo se dispone en un estuche en el que sólo de dispensan cinco patatas fritas exclusivas.
Cada una de ellas está fabricada con cebolla, eneldo, una seta conocida como Matsutake, trufas y un toque de la propia pale ale, cerveza caracterizada por su sabor dulzón.
Las patatas han sido cultivadas a mano en una zona montañosa y su producción se ha imitado a 100 unidades. Cada estuche tiene un valor de 55 euros.