La salsa de tomate es una de las salsas conocidas como básicas, actualmente es conocida alrededor del mundo siendo utilizada desde tierras tan lejanas como Italia hasta México formando parte de sus platos más conocidos. ¿Quién no ha probado unos buenos espaguetis a una pizza, o ha hecho un buen sofrito con tomate?
El Tomate
El tomate es una fruta nativa de Sudamérica, aunque actualmente se cultiva en todo el mundo siendo sus mayores productores Estados Unidos y China. Es un fruto rico en vitaminas y con un alto contenido de potasio, de gran importancia para una buena alimentación, puesto que también contiene fibra y es bajo en grasas. Existen varios tipos de tomates que pueden usarse en la preparación de la salsa.
De modo que ya lo sabes, tienes que comenzar a incorporar gradualmente en consumo de tomates en tu dieta diaria y en la de tu familia, porque otorga muchos beneficios para la salud, aunque, por supuesto, la mejor manera de consumirlos siempre será crudos, en una buena ensalada. Además forma parte importante para preparar unos muslos de pollo en salsa simplemente deliciosos.
Tipos de tomates ideales para salsa
- Tomate Pimiento:
Con una piel muy fina, cuenta con una forma alargada en la parte superior dándole forma similar al pimiento.
- Tomate corazón de buey:
Crece en cualquier terreno, y es rico en pulpa por ello es ideal para salsas.
- Tomate Romano:
El más recomendado, es un tomate alargado con mucha carne y consistencia lo que gerente espesor a la preparación.
Ahora que conocemos más sobre nuestro ingrediente principal, este es el momento de darte los mejores consejos para que procedas a la preparación de esta rica salsa.
Consejos de preparación para la salsa de tomate
- Lo ideal para la salsa son tomates que sean de temporada, puesto es cuando están más sanos, y esto evita que la salsa tenga ese toque de acidez que a veces no nos gusta.
- De tener que ayudar al dulzor de la salsa, lo que debes hacer es utilizar sólo una cucharadita de azúcar, puesto que demasiada podría alterar el sabor, hasta el punto de te llegue a repugnar, y si se desea, se puede sustituir el azúcar por zanahoria, que es una verdura que le va a ayudar aportando un dulzor que es natural.
- Esta clase de salsa no requiere de harina de trigo para espesar, el tomate hará ese trabajo por si solo desde el momento en que se vaya reduciendo.
Ahora bien, al momento en que estés preparando la salsa es normal que a todos nos surjan algunas duda comunes con respecto a cómo debe ir el tomate dentro de la preparación
Dudas comunes
¿Con o sin piel?
Es necesario dejar en claro que todo va a depender de nuestro gusto. De no tener en claro cuál es la consistencia que deseamos, lo mejor es utilizarlos sin piel, puesto que de esta manera vamos a evitar que haya residuos en la salsa y la aparición de una posible acidez, que pueda aportar la piel a la preparación. Ahora, de no haber pelado el tomate antes, eso puede solucionarse de forma fácil, pasando la salsa por un pasapuré.
¿Entero o en trozos?
Al igual que con el dejarlo con piel o quitarla, esto corresponde a nuestro gusto, sin embargo el dejarlo entero o en trozos tendrá repercusión en la textura que va a tener la salsa. En el caso de querer una salsa espesa, la mejor opción es el tomate en trozos, pues contiene menos agua y hace que al reducirse tome un espesor que fácilmente podría convertirse en una conserva, pero tendría como argumento en contra una textura grumosa
Ahora, el tomate entero contiene mucho más líquido y es necesario que lo tritures, porque esto va a hacer que la salsa adquiera liquidez. De todas, la mejor opción es triturarlos, para así conseguir una textura fina. Tomando en cuenta la información anterior hemos preparado una receta ideal para una salsa de tomate de calidad.
Nuestra receta sugerida
Ingredientes:
- 1 kg de tomates
- 2 dientes de ajo
- 1 Cebolla
- Pimiento
- Aceite de Oliva
- Albahaca
- Sal
- 2 trozos de zanahoria (opcional)
Como recomendación, lo ideal es que la albahaca esté fresca, pues esto hará que su sabor y olor se haga presente en la salsa. Los tomates deberán estar en su punto de maduración, esto les otorga jugosidad así como también un sabor más dulce.
Preparación:
En primer lugar, se cortan en cuadros los ajos, la cebolla y los pimientos, siguiendo la recomendación anterior pelamos los tomates y lo conservamos. El corte de los tomates va a depender del gusto de cada quien, pero lo que sí está claro es que triturarlo es la mejor opción para que se obtenga una salsa con una textura elegante.
El sofrito debe realizarse a fuego lento dejando que esto caramelice la cebolla, porque ese es el toque ideal para nuestra salsa. Tomaremos los tomates ya pelados y los pasaremos por agua hirviendo, para llevarlos así a la licuadora, una vez triturados los tomates los incorporaremos al sofrito.
Se debe dejar cocinar a fuego lento (lo cual es muy importante para el sabor), y colocar la tapa de lado, ya que al ponerla de forma correcta y tapar el caldero, se crearía demasiado líquido dentro de la cazuela. Se debe dejar cocinar alrededor de 45 a 50 minutos. Con ella podrás hacer salsa para albóndigas.
Al terminar este tiempo agregar las especies (Albahaca) y dejar reposar. De desease una textura fina es recomendable volver a pasarla por la licuadora, en este proceso es donde comprobaremos el ácido de nuestra salsa, sentirse muy ácida, agregar trocitos de zanahoria durante el licuado o una cucharadita de azúcar. El proceso de Un segundo triturado disminuirá el color roja de nuestra salsa tornándola un poco más anaranjada.
Si lo que queremos es una textura más grumosa podemos solo bajarla del fuego y listo, de esta forma sentirá mucho más el sabor del sofrito y listo. Esta preparación es de múltiples usos, incuso puede conservarse por vatios días en refrigeración estando en un envase de vidrio.