El queso es el resultado de la maduración del cuajo de leche una vez que el suelo se ha eliminado. Este alimento ha estado presente a lo largo de la historia de la humanidad, formando parte un gran número de recetas. Existen diferentes variedades de queso las cuales varían dependiendo de los métodos que se empleen para elaborarlo, la leche utilizada y el grado de madurez.
Y aunque hayan distintos tipos de queso y sus preparaciones sean complejas y variadas, el proceso que ocurre en su interior es el mismo: Las baterías se encargan de acidificar la leche, estas son beneficiosas y su papel es además importante porque también se encargan de definir el sabor y la textura del queso, llegando algunos incluso a presentar mohos, tanto interna como exteriormente.
El queso en la historia
El papel de este producto lácteo ha sido de gran importancia a lo largo de la historia de la humanidad. En la mitología griega fue Aristeo quien se encargó enseñarles a los humanos la elaboración del queso.
En Egipto, el queso ya era elaborado mucho antes de que apareciera la cultura helénica, eso ha sido comprobado por distintos registros arqueológicos.
Una leyenda cuenta que fue descubierto por accidente, cuando un mercader árabe atravesaba el desierto y la leche que resguardaba en un recipiente, creado a partir del estómago de un cordero, fue consumida y como resultado esta quedó fermentada y coagulada, es decir, el queso. La cual es una explicación con bastante sentido ya que las altas temperaturas del desierto y las propiedades del estómago del cordero, permitieron activar el proceso de la creación del queso.
Aunque si bien es cierto, se desconoce a hasta el día de hoy cuál fue el origen del queso, lo que sí se sabe es ha estado presente desde hace muchos años en la gastronomía mundial.
Queso en casa
Antes de comenzar, recuerda que la higiene es primordial durante todo el procedimiento es esencial, que si no se tiene cuidado en este aspecto se corre el riesgo de que tu maravilloso queso se termine en una sopa a causa de las bacterias.
Ingredientes:
- 1,5 litros de leche entera.
- 1 cucharadita de zumo de limón
- Cuajo (es opcional y la cantidad de este dependerá de lo indicado por el fabricante).
- Cloruro de calcio (opcional).
- Sal.
- Un paño fino bien limpio.
- Un colador de buen tamaño.
Debes recordar que la leche no debe estar tratada por el método de UHT para que puedan funcionar, ya que la leche que ha sido sometida a ultrapasteurización no cuenta con las proteínas y microorganismos que hacen el trabajo de convertir la leche en queso.
Procedimiento:
- Primero debes calentar la leche en un recipiente con fuego bajo, una vez alcanzados los 37° centígrados se agrega la leche el cuajo, la cantidad de este dependerá de las indicaciones de fabricante. En caso de usar zumo de limón, solo necesitarás agregar una cucharadita.
- Puedes agregarle cloruro de calcio a la mezcla para que así sean más altas tus posibilidades de éxito y que la mezcla quede consistente. Para ello solo necesitarás agregar una cucharadita de este producto por cada 4 litros de leche.
- Para homogeneizar tu mezcla, añade sal a tu gusto y mezcla. Cabe mencionar que el tiempo de conservación de tu queso va a depender de la cantidad de sal que le agregues.
- Deja reposar por al menos 1 hora, de esta forma se cuajará firmemente.
- Corta la cuajada en pequeños trozos para facilitar que el suero se escurra con facilidad. Hay quienes calientan un poco la cuajada después de cortarla para que de esta forma el suero salga más fácilmente.
- Luego coloca la cuajada sobre el paño dentro del colador, y deja que se escurra toda la humedad excedente. Pueden recoger el paño y atarlo para colgarlo en algún sitio, de esta forma el queso se secará mejor y obtendrá la textura y consistencia deseas.
- Finalmente, luego de que el queso se haya secado completamente, procede a sacar el queso de paño y deposítalo en algún recipiente para refrigerarlo en la nevera. Lo recomendable es que lo consumas un par de días después de haberlo preparado.
Esta es la forma más sencilla para realizar un queso casero, pero hay quienes se aventuran más y crean sus propios quesos maduros con corteza.
¿Qué hacer con el suero?
Creo que te habrás hecho esta pregunta mientras leías sobre cómo preparar el queso, pues bien, hay un uso para estos residuos, bueno, varios en realidad. Este puede ser utilizado para preparar algunas recetas como salsas o incluso sustituir el agua en algunos panes.
Hay quienes lo usan como sustituto de la leche en bizcochos o tartas, además de que puede usarse también en smoothies y merengadas debido a las propiedades prebióticas que posee, incluso puede agregarse en caldos y sopas o para remojar legumbre. Usa tu creatividad y sácale el mayor provecho. Y si no sabes qué hacer con él, puedes congelarlo para su uso posterior o dárselo a tus mascotas para aportarle una buena dosis de calcio.
Como ves, nada se desperdicia. El queso es un alimento versátil y multiusos, que además es fácil de preparar y es divertido para incentivar a los más chicos a aprender dentro de la cocina.