• La corriente de retorno tiene la fuerza de diez nadadores olímpicos
• Teodoro Sosa recuerda que las imprudencias también ponen en riesgo a los servicios de emergencias y conllevan sanciones
Nada menos que 133 personas han perdido la vida en Canarias desde 2018 -47 en Gran Canaria, 40 en Tenerife, 18 en Fuerteventura, 17 en Lanzarote, 5 en La Palma, 3 en La Gomera y 3 en El Hierro -, tanto es así que supone la primera causa de muerte por accidente, por encima incluso de las víctimas mortales en carreteras, y la práctica totalidad por imprudencia. A nivel nacional la cifra asciende a 270 personas, no solo en playas, también en ríos y lagos.
El 85 por ciento de las personas que se han ahogado en Canarias desde 2018 eran varones extranjeros de hasta 35 nacionalidades y edades comprendidas entre 65 y 85 años. En la nueva normalidad, el porcentaje se está revirtiendo y afecta sobre todo a residentes, aunque cabe destacar que muchos de ellos son igualmente extranjeros. Solo en lo que va de año han fallecido ahogadas 21 personas, el repunte se ha producido tras el estado de alarma.
Dadas estas dramáticas cifras, explicó el consejero de Presidencia, Teodoro Sosa, el Cabildo apoya un año más esta iniciativa a la que se han sumado casi 200 vehículos de Guaguas Municipales y Global, cuyas pantallas proyectarán estas piezas en castellano, inglés y alemán. El concejal de Movilidad de la capital grancanaria, José Eduardo Ramírez, destacó que la emisión se producirá en 30 guaguas urbanas y llegará a 20.000 personas al día, mientras que en el caso de las interurbanas, el director de Global, Víctor Quintana, detalló que la campaña será proyectada en 165 guaguas y llegará a 1,5 millones de personas.
Así, el Cabildo ha destinado este año 50.000 euros para la producción, difusión, seguimiento analítico y mapeo de los ahogamientos, así como la organización de conferencias y eventos divulgativos, publicaciones y estrategias en redes sociales.
Esta campaña, que también cuenta con el apoyo del Gobierno canario y Ayuntamiento capitalino, fue la primera de su tipo en Europa hace seis años y sigue teniendo un carácter único, pues ninguna otra organización lleva a cabo este despliegue audiovisual ante un problema que causa más de un millón de muertes anuales en el planeta. Además, esta experiencia ha atravesado fronteras y se estudia en universidades de Argentina, Colombia, Brasil y México, y se difunde en diversidad de países, recalcó el impulsor de esta campaña, Sebastián Quintana.
Hasta 3.000 euros de sanción
Las piezas son de apenas un minuto para ser contundentes en el mensaje dado que la imprudencia es el gran problema, así que la principal está centrada en el respeto a las banderas que indican el estado del mar, ya que quien se baña con bandera roja no solo se pone en peligro, arriesga la vida de los socorristas y genera un mal ejemplo en el resto de los usuarios de las playas. Tanto es así, que la normativa prevé sanciones que oscilan entre 100 y 3.000 euros.
Las píldoras también recrean otras situaciones de riesgo como el buceo, para informar de prácticas seguras, también en las actividades deportivas acuáticas de velocidad, la pesca en zonas rocosas, resalta el peligro de hacerse fotos en acantilados y medidas preventivas específicas para menores, población de edad avanzada y personas con movilidad reducida.
Los micrometrajes recalcan la importancia de enseñar a nadar a los niños en su primer año de vida y subrayan que un bebé tarda apenas 27 segundos en morir ahogado. También que bañarse en playas sin vigilancia aumenta el riesgo o que la tragedia se puede duplicar cuando se sigue el reflejo de lanzarse al agua para rescatar a otra persona.
Esta campaña refleja la nueva normalidad a través de un vídeo en el que una mascarilla al viento representa la necesidad de respetar las normas para que la seguridad sea en todos los sentidos.
Canarias se ha convertido en el laboratorio español y europeo para prevenir los accidentes acuáticos porque es el único territorio con 365 días de temporada turística, por sus 1.500 kilómetros de costa y porque su clima permite el baño todo el año, de modo que también tiene que volcarse en la prevención de accidentes acuáticos para que el disfrute no se convierta en tragedia.
En cualquier caso, la campaña se aborda desde un enfoque positivo que promueve la creación de una cultura de la seguridad acuática que invita al uso responsable de playas y piscinas. La iniciativa destaca la profusión de medios técnicos y humanos existentes en las Islas para prevenir los ahogamientos, así que la reducción de las estadísticas mortales ligadas al agua se juega sobre todo en el terreno de la responsabilidad personal.