Los incendios registrados en las regiones más propensas a sufrirlos alcanzaron cotas récord de intensidad durante este 2020, pero las emisiones generadas por los fuegos a escala mundial están disminuyendo.
Los científicos del Servicio de Vigilancia Atmosférica de Copernicus (CAMS) han monitorizado durante todo el año los devastadores incendios forestales originados en varias regiones del mundo caracterizadas por su elevada actividad de incendios. Sin embargo, pese a que algunas regiones como el oeste de Estados Unidos se han visto especialmente afectadas, el número de incendios forestales en todo el mundo fue menor, lo que da continuidad a la tendencia de disminución de las emisiones producidas por estos, iniciada en 2003.
Tras recopilar datos durante todo el año, el CAMS, implementado a través del Centro Europeo de Previsiones Meteorológicas a Plazo Medio en representación de la Comisión Europea, muestra que la actividad de incendios forestales a escala mundial en 2020 revistió una gran complejidad.
Los científicos revelan que, si bien regiones como el círculo polar ártico y el oeste de Estados Unidos sufrieron incendios forestales sin precedentes en términos de intensidad y de emisiones, 2020 fue uno de los años con menor número de incendios activos en todo el mundo. Ello se ha traducido en un nuevo descenso de las emisiones generadas por estos, en línea con la tendencia de reducción continuada durante los últimos 17 años.
Además, confirman que 2020 ha sido uno de los años de menor actividad de incendios del conjunto de datos del Sistema Mundial de Asimilación de Datos sobre Incendios (GFAS), que se remonta a 2003. No obstante, en las regiones más afectadas, la intensidad que han presentado ha sido considerablemente superior.
Si bien la actividad de incendios en la zona meridional del África tropical ha sido sumamente escasa este año, se ha observado un incremento de la actividad en regiones como Siberia, Colorado, California y la región del Pantanal, en el sur de Brasil.
En 2020, se emitieron a la atmósfera aproximadamente 1.690 megatoneladas de carbono entre el 1 de enero y el 7 de diciembre de 2020, frente a las 1.870 megatoneladas de carbono emitidas en 2019, lo que evidencia la continuación de la tendencia de disminución de las emisiones.
Mark Parrington, científico senior y experto en incendios forestales del CAMS, explica que aunque 2020 ha resultado, sin lugar a dudas, un año devastador en el plano de los incendios forestales en las regiones que más afectadas se han visto por ellos, ha habido una disminución de las emisiones en todo el mundo «gracias a la mejora de las medidas de gestión y mitigación de incendios».
«Desde que comenzamos a monitorizar los incendios forestales mediante nuestro sistema GFAS en 2003, hemos observado un descenso gradual en las tasas de emisión –advierte–. No obstante, no es momento de mostrarse complacientes, puesto que los incendios forestales en las regiones más afectadas mostraron una intensidad récord debido a unas condiciones meteorológicas más cálidas y secas. Ello se tradujo en que un mayor número de sustancias contaminantes se desplazaron miles de kilómetros, lo que afectó a la calidad del aire que respiran millones de personas».
CUATRO REGIONES ESPECIALMENTE AFECTADAS
En 2020, cuatro regiones se vieron especialmente afectadas y registraron incendios de gran intensidad: el oeste de Estados Unidos, el círculo polar ártico, la región del Caribe y Australia.
Los datos del CAMS muestran que una de las regiones más perjudicadas por los incendios forestales fue el oeste de Estados Unidos, debido a unas condiciones especialmente secas y cálidas en agosto y septiembre en la zona. En varios estados, empezando por California y Colorado y siguiendo por Oregón, Washington, Utah, Montana e Idaho, los datos mostraron que la actividad en la región fue entre decenas y cientos de veces más intensa que la media del periodo 2003-2019 para el conjunto de Estados Unidos, así como para varios de los estados afectados.
Los penachos de humo derivados de los incendios forestales en Estados Unidos se desplazaron considerablemente y llegaron a partes de Europa septentrional, tal y como el CAMS había previsto. Estos incendios emitieron importantes cantidades de humo y sustancias contaminantes a la atmósfera y, de acuerdo con las observaciones satelitales, las emisiones de carbono estimadas superaban las 30,3 megatoneladas.
Entretanto, 2020 fue otro año de gran actividad para los incendios forestales originados en el extremo nororiental de Siberia y en el círculo polar ártico. En mayo, conforme se desarrollaba la temporada boreal de incendios, los científicos observaron indicios de que se estaban reavivando incendios en el Ártico tras una primavera inusualmente calurosa. Si bien no pudo confirmarse debido a la falta de mediciones sobre el terreno, los denominados ‘incendios zombis’, que se reavivan tras arder bajo tierra durante el invierno, resultaron especialmente virulentos en amplias regiones que también ardieron en 2019.
En septiembre, los científicos del CAMS pudieron confirmar que los incendios forestales originados en el Ártico en 2020 habían batido récords de emisiones, con penachos de humo que abarcaban el equivalente a más de un tercio del territorio de Canadá. Gracias a los datos GFAS del CAMS, los científicos estimaron que las emisiones de CO2 derivadas de los incendios en el círculo polar ártico aumentaron en algo más de un tercio en comparación con los datos de 2019. Entre el 1 de enero y finales de agosto, las emisiones de CO2 para la región ascendieron a 244 megatoneladas, frente a las 181 megatoneladas registradas en todo 2019.
Otra zona del mundo que se vio especialmente perjudicada en 2020 fue la región del Caribe, donde el CAMS monitorizó la actividad de incendios forestales durante la temporada tropical de incendios del hemisferio norte, que generalmente tiene lugar de enero a mayo. Al final de la temporada, los científicos informaron de que las emisiones en la región –que incluye países como Belice, Guatemala, Honduras, Nicaragua y Panamá, así como la península de Yucatán (México)– se situaron claramente por encima de la media del periodo 2003-2019.
En 2020, el CAMS estimó que se emitieron a la atmósfera 2,5 megatoneladas de carbono generadas por los incendios en Honduras, un nivel que supera el de cualquier otro año desde 2003. Belice y la península de Yucatán también generaron unas emisiones de carbono superiores al promedio del periodo 2003-2019.
Venezuela también registró una actividad de incendios superior a la media en los cuatro meses del primer tercio de 2020, con unas emisiones de carbono que alcanzaron cotas más elevadas que las de cualquier otro año contemplado en los registros del CAMS, que se remontan a 2003. Entretanto, Colombia fue objeto de una intensa actividad de incendios en febrero tras un discreto comienzo de temporada, con unas emisiones de carbono totales superiores a las de la media del periodo 2003-2019.
Por último, en enero de 2020, Nueva Gales del Sur (Australia) declaró un estado de emergencia de una semana debido a los incendios forestales. Previamente, a principios del mes de diciembre de 2019, se e originaron incendios en Victoria que quemaron casi un millón de hectáreas de terreno. Al emitir más de 400 megatoneladas de dióxido de carbono a la atmósfera, estos incendios repercutieron considerablemente en la calidad del aire, dado que el humo de los incendios abarcó un área de 20 millones de kilómetros cuadrados, es decir, lo suficientemente grande como para cubrir toda Rusia y un tercio de Europa.