La tolerancia de los vascos a la inmigración se sitúa en su máximo histórico y alcanza los 65 puntos, mientras que solo un 10% de la población de País Vasco considera la inmigración un problema social, dato que se reduce al 2,8% de las personas que lo entienden como un problema «personal», según los datos de 2020 del Barómetro de Ikuspegi, el Observatorio Vasco de la Inmigración
Estas conclusiones han sido ofrecido por la consejera de Igualdad, Beatriz Artolazabal, en el marco de la presentación del barómetro de Ikuspegi 2020, denominado «Percepciones y actitudes hacia la población de origen extranjero», que se ha desarrollado en la sala Baroja del bilbaíno Bizkaia Aretoa.
La consejera ha indicado en su discurso que «la principal conclusión que refleja el barómetro es que la pandemia de la Covid-19 ha traído el reflejo de una sociedad vasca más comprensiva y solidaria» y ha asegurado que «el índice de tolerancia hacia las personas de origen extranjero se sitúa en 65 puntos», lo que supone su «máximo historico», dado que, según ha recordado, «hace diez años» se estaba «casi diez puntos por debajo, en apenas 56».
Ha indicado igualmente que «solo un 10,2% de la sociedad vasca considera que la inmigración es un problema para Eusakdi», mientras que «quienes lo consideran un problema personal» suponen únicamente «el 2,8%» de la población, lo que también supone «el dato más bajo de toda la serie histórica».
«La sociedad vasca es consciente», según los datos del barómetro, «de la gravedad de la situación generada por la pandemia y de que es momento de cerrar filas». En este sentido, Artolazabal ha asegurado que el Gobierno Vasco «es consciente de que hay muchas personas y familias en situación crítica» y que es «momento de ejercer la solidaridad», sentimiento que «trae consigo actitudes y posiciones más inclusivas y tolerantes hacia las personas de origen extranjero».
«BUENA NOTICIA»
La titular de Igualdad ha recordado que «hasta ahora la tendencia remarcada en los barómetros anuales indicaba que los periodos de expansión económica se daban puntuaciones mas altas», mientras que Ikuspegi reflejaba «que en las fases de crisis una pérdida de confianza y menor tolerancia hacia la personas de origen extranjero», mientras que «en el actual contexto de crisis sanitaria, económica, social y emocional, el índice de tolerancia de la población vasca hacia las personas de origen extranjero ha crecido notablemente y marcado su récord histórico», lo que a su juicio es, «sin duda, una buena noticia».
No obstante, Artolazabal afirma que «queda camino por recorrer», por lo que, según ha recordado, desde el Gobierno Vasco, se sigue «trabajando para lograr una sociedad vasca intercultural, plural y solidaria».
La directora de Ikuspegi, Julia Shershneva, ha analizado los datos del barómetro y ha indicado en primer lugar que los datos del análisis han sido «más positivos», y que la pandemia «ha marcado una tendencia positiva».
Uno de los aspectos incluidos en el barómetro es la percepción del volumen de personas extranjeras con respecto a la realidad; según ha indicado Shershneva la cifra percibida duplica el dato real, porque, según ha dicho, «se tiende a sobredimensionar el fenómeno migratorio», de tal modo que «en el último año el porcentaje real era del 10,9%, mientras que la percepción de la población vasca era del 20,4%»; en este caso las mujeres «sí perciben que hay más personas de origen extranjero de manera significativa».
«FENÓMENO ESTRUCTURAL»
Según el barómetro de Ikuspegi, «la población vasca va asumiendo que la inmigración es un fenómeno estructural, y que van a seguir llegando personas de origen extranjero».
Respecto al origen de las personas inmigrantes, los más mencionados por los vascos corresponden «el Magreb, el África subsahariana y Latinoamérica», aunque los datos reales indican que «esto no coincide con la realidad», porque «el 72,5% de las personas que llegaban el año pasado eran de origen latinoamericano».
En otro de los epígrafes del estudio, «la población vasca sigue percibiendo que la inmigración es necesaria para la economía porque permite cubrir los puestos de trabajo que la población vasca no quiere», mientras que los efectos negativos de la propia inmigración «tienen muy poco peso», en sentido de que los vascos no consideran que la inmigración «baje los sueldos» o «aumente las tasas de paro», cifra que ha pasado del 35,8% en 2019 al 22,2% en este 2020.
Otra de las cuestiones que aborda el barómetro es la que tiene que ver con «la prioridad al acceso a servicio y derechos» de la población autóctona sobre la inmigrante. En este sentido, «el 74,7% considera que todas las personas deberían tener los mismos derechos» independientemente de su origen.
PANDEMIA
Respecto a la covid, el 91% de la población vasca considera que la gravedad clínica de una persona es la que deber marcar la preferencia en el acceso a «servicio sanitarios», sin importar «si son autóctonos o inmigrantes».
También como novedad, en este barómetro 2020 se ha incluido sobre «el acceso a ayudas económicas y sociales en el contexto de la pandemia», en el que «el 65% sigue apostando por tener acceso en las mismas condiciones, sin tener en cuenta» su origen, mientras que el 16,3% cree que la población extranjera debería tener acceso «solo si está regularizada».
En otro epígrafe, el barómetro indica que el 56% de la población cree que «las personas inmigrantes deberían abandonar las partes de su religión o cultura que entren en conflicto con la legislación» vigente.
Como novedad, una de las preguntas del barómetro cuestiona si los hijos de los inmigrantes deben ser considerados vascos y el 84,8% de la población responde afirmativamente.
Respecto a la «simpatía» que provocan los diferentes colectivos de inmigrantes, Europa Occidental o Argentina son los mejor valorados, mientras que los «más distantes» son Magreb, Rumanía o Estados Unidos, este último «probablemente» debido «a acontecimientos políticos.
El barómetro pregunta también a la población vasca sobre su visión hacia el Islam e indica una general «desconfianza», aunque la media «ha ido mejorando muchísimo» y este año 2020 se ha alcanzado una nota de 3,12 sobre 10, cuando al 2,77 del año pasado.
Según el barómetro también, el 21,7% de la población «ve mal que se construyan templos para practicar sus religiones» y en el caso de centros de enseñanza propios, la proporción es de «casi 4 de cada 10».
Respecto a la forma de vestir de los inmigrantes, las prendas o vestimentas que la sociedad ve como «menos adecuadas son el burka y el nicab», en la medida en que cubren el rostro.
Sobre los estereotipos asignados a los inmigrantes, uno de los más extendidos es que «se benefician del sistema de protección social», algo con lo que está de acuerdo el 39%, aunque un 38% no lo está. Con parecida distribución, aunque a favor del «no» se incluye la afirmación de que «aumentan la inseguridad y delicuencia».
Además, «el 54% de la población considera que la entrada se tiene que realizar solo con contrato laboral», aunque «un 22,8% considera que deberían poder entrar sin ningún tipo de obstáculo».
Con respecto a los inmigrantes irregulares, «un tercio de la población vasca comparta la visión» de que «hay que regularizar a todas las personas» en situación ilegal, mientras un 56,7% cree que «hay que regularizar solo a aquellas personas que tienen contrato de trabajo», lo que aumenta al 72,7% cuando haya «una necesidad urgente» en algún sector laboral concreto.
En relación a los menas, algo menos de la mitad de los vascos cree que se debería «proporcionar pisos o residencias tuteladas para estas personas», a fin de ofrecerles «la protección que requieren».