Castilla-La Mancha ha trasladado este jueves la importancia de que en la nueva Política Agrícola Común exista una discriminación positiva para las mujeres, en la cual se apueste de manera particular por las jóvenes que se quieren incorporar al sector agrario, considerando que las posibilidades son reales y existen en el primer pilar de la PAC.
Desde la Comunidad Autónoma se considera que es primordial, más aún cuando se trata de una política prioritaria desde 2015 para el propio Gobierno regional y «queremos que esta nueva PAC ayude en esa dirección», según ha informado la Junta en nota de prensa.
El consejero de Agricultura, Agua y Desarrollo Rural, Francisco Martinez Arroyo, así lo ha manifestado con motivo de la reunión del Consejo Consultivo de Política Agrícola para Asuntos Comunitarios y la Conferencia Sectorial de Agricultura y Desarrollo Rural en el Ministerio, que en esta ocasión ha sido de manera presencial. Una preparatoria del Consejo de Ministros de Agricultura que tendrá lugar los días 15 y 16 de diciembre.
De esta manera, se ha trabajado en la posición política de la PAC partiendo de la base de los trabajos técnicos, y con las miras ya fijadas en el calendario. Se prevé que antes de que finalice la primavera la posición nacional esté ya fijada. Y a partir de ahí, se enviará el plan estratégico a Bruselas para que en 2023 puedan entrar en vigor tanto el primer como el segundo pilar de esta política.
El debate en la sesión de este jueves, que se ha prologado hasta esta tarde, ha abordado las ayudas acopladas y los programas sectoriales. Para Martínez Arroyo la PAC debe ser dirigida «a las explotaciones familiares, pequeñas y medianas, y ayudar a los emprendedores en el medio rural», y por otro lado, que se desligue la cuestión territorial del primer pilar, yendo a un modelo de convergencia.
El consejero de Agricultura, Agua y Desarrollo Rural ha explicado a los medios en su comparecencia que «no queremos que los ecoesquemas sean un refugio para dar ayudas sectoriales». Y es que tienen, ha dicho, que «compensar los esfuerzos ambientales que hacen las explotaciones agrarias, se dediquen a lo que se dediquen».
Así, ha pedido ir a un modelo de convergencia de las ayudas lo antes posible «para que no haya discriminación entre agricultores y ganaderos en el conjunto del territorio». La PAC «debe ir dirigida a las explotaciones y tiene que limitar ese enfoque sectorial», ha subrayado.
En cuanto a las ayudas acopladas, el consejero ha mostrado su apoyo a la propuesta del ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, de dirigirlas mayoritariamente a la ganadería extensiva tanto al ovino, caprino y vacuno de aptitud cárnica como lechera. Son, ha insistido, «fundamentales» en cualquier rincón del país, «porque esa ganadería es la que ha moldeado el territorio y el paisaje a lo largo de la historia. Ha hecho mucho país».
En otro punto, ha arropado las ayudas asociadas para el olivar de bajo rendimiento. Un cultivo con la mayor extensión de superficie a nacional y que «necesita de apoyo extra porque si no, va a desaparecer», con las graves consecuencias medioambientales, territoriales y sociales que eso tendría.
De ahí la petición de poner en marcha un programa específico del olivar que se uniría al del vino, el aceite, las frutas y hortalizas o el apícola, donde ha valorado el incremento con fondos extraordinarios para un sector que tiene un «componente medioambiental relevante».