Patatas crujientes, doradas, solas o acompañadas, no importa cómo las disfrutes, siempre serán sin duda alguna el invento más maravilloso del mundo. Las patatas fritas son sencillamente patatas rebanadas en julianas, fritas en buena cantidad de aceite y sazonadas con un poco de sal.
Las patatas fritas suelen ser el compañero fiel de un buen plato de pollo o salsas picantes, pescado y carnes, sofritos de chorizo o cualquier otro platillo. Al ser patatas solo en sal, no tienen un acompañante predeterminado y cada persona la come de acuerdo a su gusto.
Sobre su historia, muchos son lo que se atribuyen su invento y algunos países las han adoptando y añaden su toque peculiar. ¿Pero realmente de dónde provienen o quién las inventó?
Pese a que su nombre común es «patatas a la francesa», se podría asumir que proviene de Francia, la cuna de grandes platillos, pero al parecer las patatas fritas son belgas. De acuerdo al chef y coautor del libro Carrément Frites, Alberto Verdeyen, las patatas que comúnmente son llamadas «french fries» papas a la francés, son realmente patatas francófonas.
Verdeyen afirma y sigue la tradicional historia que refiere que las patatas fritas nacieron en Namur, en la Bélgica francófona, donde los habitantes eran aficionadas por las frituras, en especial el pescado.
Según la historia, cuando el río Mosa se congeló durante el año 1680, la gente debió freír patatas en vez de pescados, pues el río estaba congelado y era imposible pescar. Justo desde ese momento nacieron las patatas fritas.
Los historiadores o mejor dicho quienes defienden esta historia, afirman que Bélgica es la fuente de las patatas fritas y su nombre o apodo común «papas a las francesa», surgió por los soldados estadounidenses que estuvieron en la región francófona durante la primera guerra mundial.
¿Francesas o belgas?
Como todo , hay ciertas disyuntivas sobre su historia aunque muchos defienden que las patatas son originalmente de Bélgica.
Con su nombre común, las patatas a la francesa aparecieron por primera vez en un libro en el siglo XX. Esta receta apareció con su tradicional técnica para lograr una fritura y corteza perfecta. La guía era belga y se llamó Traité d’économie domestique et d ‘hydiéne , (Tratado de economía e higiene doméstica).
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Sin importar su procedencia, se han convertido en un fenómeno culinario mundial. Por ejemplo en Canadá, hogar de McCain Foods, se volvió el mayor fabricante de patatas fritas congeladas y las convirtió en un plato nacional. En otros países son las acompañantes de hamburguesas, pollos y pescados y algunas veces se destacan solas con salsas exquisitas y hasta picantes.
Lo que quizá es la gran diferencia de las patatas belgas a las del resto del mundo, es que son hechas de manera tradicional con sebo de res y no con aceite. Son amontonadas en un cono de papel con un toque de mayonesa y se consideran otro platillo más.
¿Cómo hacer patatas crujientes al estilo belga pero con toque original?
Las patatas fritas al estilo belga o ‘francesas’ , son crujientes, doradas, y cremosas por dentro. Y en esta oportunidad te enseñaré a prepararlas pero sin aceite ni sebo de res.
También utilizaremos hierbas aromáticas para sazonar y las puedas acompañar con una buena porción de salsa de tomate.
¿Qué necesitas?
- 3 patatas grandes (600 g)
- Sal al gusto
- Pimienta molida al gusto
- 1 cucharada de tomillo
Preparación
Lo primero que deberás hacer es pelar y cortar las patatas en tiras. Debes tener en cuenta que su tamaño son con varios centímetros de grosor, trata que todas queden del mismo tamaño.
Luego añade sal y pimienta al gusto. También agrega el tomillo y remueve bien de forma que todas queden sazonadas.
Ahora vierte unas gotas de aceite sobre un papel de hornear y con un pincel de cocina lo esparces bien por toda la bandeja para horno.
Añade las patatas en la bandeja del horno y colócalas bien distribuidas en toda la bandeja.
Ten en cuenta de debes esparcir bien para evitar que queden unas encima de otras. Esto hará que todas queden crujientes por igual.
Introduce la bandeja en el horno precalentado a 200 grados centígrados.
Hornea durante 30 minutos aproximadamente y saca la bandeja del horno. Voltea las patatas de manera que las partes que aún no están doradas puedan conseguir ese peculiar color.
Vuelve a introducir en el horno durante 15 minutos más a la misma temperatura.
Cuando notes que estén completamente doradas, retira del horno y listo.
Si no tienes tomillo no pasa nada, puedes agregar orégano si es de tu agrado o cualquier otra hierba aromática. Para acompañar puedes hacerlo con una porción de salsa de tomate o comerla sola, queda al gusto de cada quien.
Recuerda también que el tiempo de horneado puede variar según el tipo de horno. Puede ser más o menos, por ello debes verificar cuando las hagas de que no se quemen.