Al momento de ganar un título los tenistas suelen caer desparramados al piso, producto tanto del cansancio como la liberación de tanta tensión acumulada durante tantos partidos consecutivos. La emoción es indescriptible, las raquetas vuelan, después hay saltos y hasta en muchos casos aparecen las lágrimas. Sin embargo, acaba de llegar alguien que no solo puede revolucionar el tenis, también su forma de celebrarlo o en este caso, de no hacerlo. Daniil Medvedev sorprendió a propios y extraños al ganar las Finales de la ATP, pero además por no mostrar ninguna muestra de alegría más allá de una sonrisa.
El ruso se corono como el Maestro de 2020 y obtuvo el que sin duda es el trofeo más importante de su joven carrera al vencer en una gran final a Dominic Thiem. El duelo pintaba para ser una final épica antes de comenzar y realmente así lo fue. Con oportunidades de lado y lado, al final fue Medvedev quien se quedó con la victoria (4-6, 7-6 y 6-4); pero se mostró tan impasible al triunfar que todos les extrañó. Aunque luego ante los medios aclaró sus razones de no celebrar.
En el US Open de 2019 tomó su decisión
Su actitud sorprendió a todos, porque solo encogerse de hombros, sonreír, saludar al rival e irse a sentar sin expresar nada más; pues no es lo más usual que se suele ver en el tenis y menos al ganar uno de los títulos más importantes de este deporte, uno que ni el mismo Rafael Nadal ha podido conseguir. «En el tenis creo que probablemente sea el primero, en el fútbol he visto jugadores que no celebran», comentó Medvedev frente a la prensa.
Pese a eso rápidamente añadió que tomó esa decisión de no celebrar nada, tras su encontronazo ante el publico en el US Open de 2019. «Lo decidí durante el Abierto de los Estados Unidos, cuando tuve dificultades con el público. No celebro mis victorias. Eso es lo mío y me gusta», explicó Medvedev. Allí tuvo sus más y sus menos con toda la fanaticada, que durante el juego ante Feliciano López en la tercera ronda lo abucheó hasta más no poder. Incluso el tenista les acabó dedicando una peineta a toda la grada. Tras eso pudo ganar el duelo y dijo después que todo lo malo que le decían lo impulsó a ganar.
Medvedev se rehúsa a cambiar
Desde ese episodio en el Grand Slam norteamericano se ha rehusado a celebrar sus triunfos; aunque antes mencionaba que esas victorias no valían nada si no conseguía ganar la final y que solo con los títulos celebraría, pues ahora el discurso ha evolucionado. Medvedev en la actualidad se rehúsa a celebrar, algo que ya dejó más que claro después de ganar la Copa de Maestros agregando muy seguro que «eso será lo mio».
Con un talento a raudales y díscolo como pocos, ya muchos lo han apodado como el «Kyrgios ruso». Los éxitos esperan en el futuro a un Medvedev que claramente está llamado a ser uno de los grandes del tenis, más aún cuando el «Big 3» no esté; aunque siempre quedará ese sabor amargo de no verlo saltar de emoción al ganar. Tal vez en la intimidad lo haga, pero el público se tendrá que conformar con una pequeña sonrisa y un movimiento de hombros que siempre darán de que hablar.