Un estudio sobre el matrimonio recomienda no casarse a partir de los 40 años porque la probabilidad de éxito es bastante escasa. Según hemos podido saber, las relaciones más duraderas son las que comienzan a edades tempranas, mientras que las tardías son mucho más propensas en finalizar en divorcio.
Teniendo en cuenta esos datos, podemos concluir que la mejor edad para casarse es entre los 28 y los 35 años. A esas edades las personas son más propensas a la convivencia. Pero si dejamos el matrimonio a los 40 años o más, el éxito de la convivencia cada vez será más complicado. Eso se debe a que la personalidad se hace algo más dura. Para demostrártelo, te mostramos un listado de razones del porque no casarse a los 40 años:
Choque de personalidades
La gran mayoría de personas que superan los 40 años ya han creado su propia personalidad y es complicado que otra persona la pueda modificar para conseguir una conexión. Eso lo podemos ver en el chat más de 40, en el cual se dan lugar miles de personas que han superado esa edad y buscan pareja.
Es verdad que esas personas quieren encontrar pareja, pero la gran mayoría de ellas son reacias de cambiar su personalidad para tener opciones de crear una pareja firma y en consecuencia casarse. Cuantos más años lleva una persona soltera, más complicada se vuelve la convivencia con otra persona.
Costumbres adquiridas
Las costumbres adquiridas es algo que sucede a todo el mundo. El punto negativo es que, si las rutinas se realizan a nivel individual, es mucho más complicado ceder para dar paso a una rutina en pareja. Se ha verificado en muchos estudios y es la verdadera realidad. La persona o personas que se acostumbran a hacer las cosas por sí solas luego les cuesta mucho más compartir. Fijémonos en una persona que ha vivido varios años sola y se ha acostumbrado a hacer lo que quiere y cuando quiere en casa. Cuando entra alguien en el círculo que intenta dar su opinión y cambiar alguna de las reglas, suele ser rechazada. El confort creado es más grande cuantos más años se ha disfrutado. Por ese motivo las bodas a partir de los 40 años no suelen durar toda la vida. En ocasiones puede triunfar el amor, pero no suele ser lo más común.
Independencia económica
La independencia económica hace que las personas se vuelvan más individuales y no quieran compartir con otras personas esa riqueza. Con el paso de los años las personas se vuelven en cierta manera más egoístas y no quieren compartir las ganancias. Eso puede ser un problema importante, sobre todo si una de las partes lleva más dinero a casa que la otra. A cierta edad todo el mundo quiere tener su propia libertad y no quiere dar detalles de lo que hace y no hace con su dinero. Eso puede llevar a enfrentamientos importantes que se pueden traducir en divorcio.
Dificulta reproductiva
Otro de los problemas de casarse mayor es que la mujer tiene mucho más complicado tener hijos. Eso hace que la unidad familiar sea un poco más complicada de conseguir.
Una de las causas de ruptura de muchos matrimonios es la falta de hijos. Eso hace que la dificultad reproductiva sea otra de las causas de que las bodas a cierta edad tengan menos probabilidad de durar por encima de la media.
Menor intención de compresión
A ciertas edades las personas tienden a centrarse en sí mismas y no piensan en la otra persona. Hasta el matrimonio puede que las cosas funcionen porque la convivencia no es total. Pero tras la boda las cosas se suelen complicar porque normalmente la otra persona no se suele poner en la piel de la otra. Sin comprensión por ambas partes la pareja nunca podrá funcionar. Puede que el matrimonio dure más o menos, pero tenderá a fracasar, sobre todo si una de las partes intenta hacer vida independiente a la de la pareja.
Pérdida de ilusión por casarse
En Bodas10 nos han comentado que la ilusión de los novios jóvenes no es la misma que la de los novios maduros. Como nos han comentado los expertos en bodas, los jóvenes tienen una gran ilusión y disfrutan de los preparativos porque tienen el sueño de disfrutar de una vida en común. En cambio, los novios maduros esa ilusión no se les nota tanto. En ocasiones puede que la tengan, pero en menor medida. Muchas personas mayores se casan por mero trámite o por la presión social, no porque realmente lo deseen en el fondo de su corazón. Sin entusiasmo, no debería haber boda.
Un pasado que nos puede perseguir
El pasado es otro de los problemas de las parejas mayores, sobre todo si no hay años de noviazgo de por medio. Una pareja con más de 40 años tiene mucha vida detrás y en ocasiones puede perjudicar al matrimonio. Normalmente a esas edades hay muchas historias que la pareja no conoce y pueden salir a la luz en cualquier momento. Por ejemplo, puede volver a la vida de una persona un ex que siempre se ha querido y poner fin rápidamente al matrimonio. Cuanta más historia, más complicado es conseguir que la convivencia triunfe.
Posibles hijos a cargo
Si hay hijos de por medio en el matrimonio, las cosas se pondrán mucho más difíciles. Como hemos comentado anteriormente, la convivencia no es fácil y mucho menos cuando se añaden hijos de ambas partes. La armonía será complicada y habrá que tener mucho cuidado porque cualquier error puede llevar al traste al matrimonio.
Individualidad reforzada
Los años viviendo solos suelen hacer que las personas tiendan a pensar que en soledad se vive mucho mejor. Ese pensamiento se va incrementando con el paso de los años. Ese pensamiento individualizado hace que la convivencia sea más complicada por los choques continuos de opiniones. A ciertas edades comienza a ser complicado aceptar la opinión de la otra persona solo por amor.
Falta de sueños en pareja
Muchos estudios han demostrado que los principales sueños se tienen en la juventud. Según se va madurando nos damos cuenta de la realidad de la vida y esos sueños se van perdiendo poco a poco. La falta de sueños puede hacer que la pareja entre en terreno cotidiano rápidamente y eso traducirse en aburrimiento y distanciamiento. En cuanto eso se produce, la pareja tiene muchas probabilidades de fracasar.