Alberto Chicote puede ser lo más agradable del mundo o protagonizar las broncas más llamativas que puede haber en un programa de televisión (quitando siempre a toda la farándula de Mediaset, por supuesto). El chef comenzó paseándose por las cocinas de los restaurantes más caóticos del país, descubriendo y transformando diferentes restaurantes, y solucionando los problemas de sus trabajadores, como si fuese Pedro Aguado en ‘Hermano mayor’, en ‘Pesadilla en la cocina’, espacio emitido en La Sexta que estuvo en antena durante siete temporadas. Y ahora, vuelve de nuevo a El Hormiguero.
Así, tras dar por finalizado su labor en ‘Pesadilla en la cocina’ quiso dar un paso más y pasó de los restaurantes a denunciar los fraudes alimenticios de diferentes centros de España con ‘¿Te lo vas a comer?’. El programa estrena su tercera temporada con el fin de descubrir los delitos, mentiras y escasez de inspecciones sanitarias, entre otras cosas, que hay en la industria alimentaria y que podríamos sufrir en nuestra propia piel.
Por ello, Alberto Chicote cierra la lista de invitados de ‘El Hormiguero’, este jueves, 12 de noviembre, para contar todas las novedades de la tercera temporada de ‘¿Te lo vas a comer?’, que se emite cada Lunes en La Sexta, en prime time. Así, te recordamos algunas de las broncas más impactantes que ha presenciado Chicote en televisión.
1«¿Te puedes ir ya de la cocina?»
En 2015 se emitía por televisión uno de los momentos más impactantes de ‘Pesadilla en la cocina’. El jefe del restaurante que pidió ayuda a Alberto Chicote no quería ver al chef ni en pintura, y le mandó irse en diversas ocasiones debido a que su simple presencia le molestaba.
La persona encargada del local, que no parecía recibir las críticas de buena forma, reaccionaba tirando los platos con comida al suelo, en la cara de los cocineros, y tachó a Chicote de «pus en la oreja», haciendo referencia a que era molesta tenerle al lado, observándole, en el restaurante. Además, no se cortaba en gritar a todo el mundo y mandar callar frente a los clientes, que no podían evitar mirar ante lo que estaba sucediendo. Posiblemente maldiciendo haber salido a comer a un sitio como aquel.