«No estropees lo que tienes deseando lo que no tienes; recuerda que lo que tienes ahora estuvo una vez entre las cosas que esperabas».
Epicuro
Lo hemos escuchado infinidad de veces tanto en las distintas religiones (¡se agradecido por lo que tienes!) como en boca de nuestras propias madres y abuelas (¡da las gracias!). Pero, ¿sabemos realmente el enorme potencial que se esconde detrás de ese aparentemente sencillo acto como es el de mostrar gratitud hacia algo?
Creo que la mayoría de nosotros, no.
Resulta que según un montón de estudios recientes, el agradecimiento sirve para contrarrestar un sesgo cognitivo de nuestro cerebro conocido como el sesgo de negatividad, por el cual tendemos a fijarnos, recrearnos, y dar mucho más peso a la información negativa que a la positiva.
Cuestión de evolución, dicen, que cuanto más busquemos los problemas mejor será para nuestra supervivencia. El problema surge cuando, en nuestra sociedad actual, ya no necesitamos tanto el escudriñar amenazas para lograr sobrevivir, como el encontrar sentido a nuestra vida para ser más felices y exitosos.
Por eso si dejamos actuar a nuestro cerebro como está programado este empezará a fijarse una y otra vez en lo negativo y el resultado es que padeceremos más estrés (y por lo tanto más enfermedades), y seremos más pesimistas e infelices.
¿La solución?
Escribir un diario de gratitud
Como nos cuentan en el blog de la universidad de Harvard, «la gratitud ayuda a la gente a reenfocarse en lo que tienen en vez de lo que les falta. Y, aunque al principio pueda parecer artificial, este estado mental se fortalece con el uso y la práctica».
Un diario de gratitud es simplemente un cuaderno donde, cada mañana al despertar o por la noche antes de acostarte, dedicas cinco minutos de reloj a escribir las cosas por las que sientes agradecimiento ese día, es decir, las cosas que sí son positivas para ti.
¿Y para qué?
Pues porque así le estás diciendo a tu cerebro que se enfoque en lo positivo para tenerlo más presente, para sentirlo con mayor intensidad y para no darlo por sentado.
Sí, ¿pero para qué?
Para cambiar nuestra tendencia de centrarnos en todo lo negativo y ser así más objetivos, realistas y, si me permites, optimistas y felices, pues la felicidad según muchos es estar contento lo que tienes.
Cómo dar las gracias
Imaginémonos que tenemos una pelea con nuestro padre y que nuestra mente le da vueltas una y otra vez al mismo tema, lo cual nos hace sentir amargados, frustrados y pesimistas respecto a nuestra situación familiar, pues en este momento sólo nos centramos en lo malo que ha ocurrido.
Ahora imaginemos también que conocemos la técnica de la gratitud, que cogemos un cuaderno y empezamos a enumerar las causas positivas.
Gracias papá por ayudarme tantas veces, gracias por llevarme el otro día al médico cuando te lo pedí, gracias por invitarme a comer a tu casa el sábado pasado, gracias por ese bote de miel que me regalaste hace dos días, gracias por venir a visitarme de improviso y haberme despertado una sonrisa, gracias por…
¿Qué ocurre? Que hemos cambiado la tendencia de búsqueda de información negativa y lo hemos equilibrado con positividad. Antonio del blog Ricoslibres.com asegura que, con sólo unos minutos cada día, en unas semanas podrás cambiar el patrón de tu cerebro y empezarás a ser más agradecido de manera natural y te fijarás más en aquello que sí tienes y que sí te agrada y beneficia.
Cuando comienzas a buscar lo positivo te das cuenta de que es infinito y que las razones por las que sentir agradecimiento son inagotables. Gracias porque tengo pulmones, gracias porque tengo ojos, gracias porque tengo comida, gracias porque tengo un trabajo que me permite desarrollar mi creatividad, gracias porque tengo familia, gracias porque tengo ropa para vestir…
Es importante recordar que el hecho de buscar lo positivo no significa que seamos conformistas o que aceptemos lo negativo, lo que significa es que valoramos lo que sí tenemos mientras estamos en la búsqueda de resolver lo que nos molesta o lo que nos falta.
Para concluir, una reflexión. ¿Sólo hacen falta cinco minutos diarios para cambiar nuestro enfoque y ser así más equilibrados, más felices, y menos estresados? Gracias, sólo me queda dar las gracias por la suerte de conocer esta técnica.