El estrés y la ansiedad forman parte de las personas en las sociedades modernas. Estos males contemporáneos tienen como primer síntoma la imposibilidad de conseguir un sueño profundo y reparador. En este sentido, solo un buen colchón puede contrarrestar este problema y así alcanzar el descanso merecido diario
El mercado actual ofrece una buena cantidad de colchones diferentes con características, diseños, materiales y calidades propias. Con toda seguridad, se localiza aquel que se adapta a la perfección a las condiciones y necesidades que cada persona necesita para dormir bien.
Esta búsqueda puede iniciarse en la página web especializada en colchones; comountronco.es, donde se presentan una lista de recomendaciones del mejor colchón para este 2020. En esta web se ofrece una guía, comparativas de los mejores colchones para este año y análisis de sus características fundamentales, con sus pros y sus contras.
Qué debe tener el colchón para que se consiga un buen descanso
La OCU (Organización de Consumidores y Usuarios) ofrece unos parámetros básicos para elegir el colchón que cumpla con su misión lo mejor posible. El colchón ideal deberá tener una firmeza, proporcional al peso del cuerpo. Esta firmeza debe ser consistente, de tal forma que respete la curvatura natural de la columna vertebral de cada durmiente cuando este duerme boca arriba, y mantenerla alineada si duerme boca abajo.
Pero no solo la firmeza es fundamental, los materiales, el diseño, las características del usuario… son más elementos a tener en cuenta antes de adquirir un colchón que garantice un buen descanso. Es importante dormir bien para obtener una buena calidad de vida, por eso es una responsabilidad muy importante la que se tiene al elegir el colchón, y en la que no solo vale el ahorro económico que ofrece un colchón barato.
Estas son las claves más importantes para elegir con acierto el colchón que hará dormir a pierna suelta a su usuario.
La firmeza
Como ya se ha comentado en este mismo artículo, la firmeza es una pieza de gran importancia para el puzle que hay que encajar y ofrecer un descanso profundo al durmiente. Respetar la curvatura y la linealidad según se tenga la costumbre de dormir es fundamental. La elección se encuentra entre una firmeza media, que es la que se adapta a la mayoría de las personas, una suave y una más firme, ambas dirigidas a personas con estructuras físicas muy concretas. En general, cuanto más peso se tenga, más firmeza debe presentar el colchón.
Los materiales
Este apartado, aunque parezca una cuestión de gustos, no es exclusivamente una decisión estética. De la composición del colchón dependerá, en gran medida, el descanso de los usuarios, permitiendo una mejor adaptabilidad, transpiración, firmeza… Los materiales más habituales para la producción de colchones son los que se van a ver a continuación.
Los muelles
Son los más tradicionales y no han pasado de moda, pues siguen siendo los preferidos de un público numeroso, son flexibles y muy confortables. Existen tres tipos, los independientes, los continuos y los ensacados.
El látex
Es un producto estrella dentro del sector de los colchones, puede ser natural o sintético. En cualquiera de los casos, además de buena firmeza y adaptabilidad tienen la capacidad de crear un micro clima para evitar pasar temperaturas extremas mientras se duerme. La mayoría poseen tratamiento antiácaros, por lo que se convierten en los preferidos por las personas alérgicas o con problemas respiratorios.
La viscoelástica
Esto es un producto especial, una espuma desarrollada por la NASA en la década de los 70. En estos momentos, gracias a sus excelentes cualidades de adaptación, es el material más utilizado en la producción de los colchones. Se adapta perfectamente al cuerpo, relacionando peso y temperatura, completando un ajuste perfecto a la constitución de cada usuario.
El poliuretano de alta resistencia
Es otro tipo de espuma, en este caso con una alta capacidad de resistencia. Se trata de un material alveolar de poliuretano flexible, caracterizado por su estructura a base de celdas irregulares, lo que aporta al colchón buena elasticidad y flexibilidad. Se utiliza en combinación con la viscoelástica para dar más sustento al colchón.
Las preferencias del usuario
Por último, hay que tomar en consideración las costumbres del propietario y el uso que va a recibir el colchón. Los hábitos que se tienen servirán para determinar finalmente qué es lo que más conviene adquirir.
En este sentido, hay que considerar si el colchón se usará diariamente o se utilizará para una segunda vivienda o para la habitación de invitados, si se duerme solo o acompañado, el peso y dimensiones (10 cm más de la altura que tenga el que duerme) …
Por otro lado, también hay que darle cierta importancia a la postura que se tiene al dormir (de lado, boca arriba o boca abajo) y el comportamiento mientras se duerme (se mueve mucho o poco). Así mismo, si se considera una persona que pasa frío por las noches necesitará un colchón que consiga acumular calor corporal (núcleo de poliuretano con acolchado de viscoelástica). Sin embargo, si se suele pasar calor, lo mejor es un colchón que transpire bien (látex natural).