La ministra de Asuntos Exteriores, UE y Cooperación, Arancha González Laya, ha afirmado este miércoles que en este momento no hay ningún embargo de armas ni ninguna medida restrictiva de la ONU ni de la UE hacia Turquía, de manera que los contratos de empresas españolas en este ámbito son «legales y legítimos».
Así lo ha afirmado preguntada por la petición que le ha dirigido su colega griego –igual que a Alemania y a Italia– para que España deje de vender equipamiento de defensa a Turquía como respuesta a sus «provocaciones» en el Mediterráneo Oriental.
En rueda de prensa junto al luxemburgués Jean Asselborn, González Laya ha recordado que tanto Grecia como Turquía son aliados de España en el seno de la OTAN y, en todo caso, ha recordado que en España hay una Junta Interministerial para el Comercio y Control del Material de Defensa y Tecnologías de Doble Uso (JIMMDDU) que examina y autoriza cada operación de venta a la luz de la normativa nacional e internacional aplicable.
La ministra ha afirmado que la posición española respecto a Turquía es la que adoptaron los jefes de Estado y Gobierno en el último Consejo Europeo.
Según informó el diario griego ‘Ekathimerini’, el ministro griego, Nikos Dendias, cita en sus cartas la decisión del último Consejo Europeo sobre la obligación de los Estados de la UE de suspender la venta de equipamiento militar a terceros países que lo utilicen para acciones agresivas o para desestabilizar sus respectivas regiones.
A juicio del Gobierno de Atenas, ese es precisamente el caso de Turquía. Así lo planteó el primer ministro griego, Kyriakos Mitsotakis, ante los líderes de la UE en la cumbre de la semana pasada, según informaron distintas fuentes diplomáticas. Atenas puso sobre la mesa la posibilidad de incluir el embargo de armas en las conclusiones del Consejo Europeo, si bien, esta petición no encontró el consenso entre sus colegas europeos que finalmente optaron por reiterar el aviso a Turquía ya expresado en la cumbre de hace dos semanas, el 1 y 2 de octubre.
En esa cita los Veintisiete reiteraron su apuesta por agotar la vía diplomática con el Gobierno de Recep Tayyip Erdogan y se comprometieron a revisar la evolución de la crisis en el Mediterráneo el próximo mes de diciembre, sin descartar medidas como las sanciones si Ankara persiste en su actitud beligerante.
Por su parte, Asselborn ha lamentado que Turquía se haya «apartado del camino de la democracia en muchos aspectos» y que mantenga «una actitud agresiva en el Mediterráneo», pero también cree que los europeos deben pensar no solo en el presidente turco, sino también en su pueblo, y mantener abierta la perspectiva europea.
LUXEMBURGO APOYA LAS CONVERSACIONES
Asselborn, que ha afirmado que en Luxemburgo no se fabrican armas, ha apoyado, como España, los esfuerzos de la OTAN, de la presidencia alemana de la UE y del alto representante Josep Borrell para que haya conversaciones entre Turquía y Grecia, aunque ha reconocido que no es fácil por la presencia de buques turcos en la región.
También, como España, ha defendido que las zonas económicas exclusivas (ZEE) de los Estados en el Mediterráneo no pueden repartirse «por medios militares» sino que tienen que hacerse «por medios diplomáticos». Eso sí, también ha dejado claro que la UE es clara en su defensa de Grecia y de Chipre y que ha emplazado a Turquía a parar sus operaciones militares con la amenaza de sanciones.