Jeff Bezos, el director ejecutivo del gigante tecnológico Amazon, está a todas. No le vale con su servicio de paquetería, con una plataforma de contenidos en streaming, con Alexa…Uno de sus proyectos más ambiciosos es Blue Origin, un cohete destinado al turismo espacial. El pasado martes lanzó desde el oeste de Texas un vuelo de prueba hasta el límite con la atmósfera. Se trata del primero desde que Bezos empezó a trabajar en este proyecto, hace cosa de un año.
No obstante, no es el primer vuelo del aparato, bautizado como New Shepard, que lleva ya trece viajes a la espalda. El objetivo último del proyecto Blue Origin es enviar turistas, por supuesto previo pago, a un breve viaje hasta la frontera del espacio. La compañía, de momento, no ha empezado a vender tickets y tampoco ha revelado cuál será el precio. Hasta el momento, el cohete solo ha acogido en su interior experimentos científicos.
Durante una conferencia online a propósito del vuelo del Blue Origin, el CEO de la compañía Bob Smith se limitó a asegurar que el cohete estaba “muy cerca” de poder llevar a seres humanos al espacio.
Las prestaciones de New Shepard
El cohete New Shepard consiste básicamente en dos piezas. La primera de ellas es una pequeña cápsula con enormes ventanas rectangulares. La segunda parte es un cohete de 60 pies de altura que propulsa la cápsula a una velocidad tres veces superior a la del sonido. Es de este modo como la cápsula puede alcanzar el espacio.
La cápsula está diseñada para despegar desde el cohete cuando se aproxima a la parte más elevada de la parábola de vuelo. En ese momento, escala más de 60 millas hacia arriba y pasa varios minutos suspendida en la ingravidez antes de caer a la Tierra con un paracaídas.
Este New Shepard ha tenido que someterse a la auditoría de la NASA durante su vuelo del pasado martes. La agencia espacial incrustó unos sensores en el exterior del cohete para estudiar cómo las futuras naves podrían aterrizar de forma más precisa en la superficie lunar.
Este propulsor New Shepard fue construido desde cero para ayudar a Blue Origin a desarrollar su tecnología lunar. Así lo aseguró Bezos durante una presentación del proyecto Blue Origin que tuvo lugar en el año 2018.
Pero no se quedan ahí las ambiciones de la compañía. Blue Origin está trabajando también en lo que ha llamado New Glenn, un cohete mucho más grande, que la empresa pretende utilizar para poner satélites en órbita. Este sería un cohete destinado a un viaje mucho más difícil y rápido que la breve excursión del New Shepard.
Musk es su competidor directo
No obstante, y pese a todos los planes que hace Blue Origin, no pueden ocultar que están siempre mirando por el rabillo del ojo al proyecto Space X de Elon Musk, su competidor directo. Musk es sin duda quien lleva la delantera en el desarrollo de una vía para la explotación comercial de los viajes espaciales. Y los datos hablan por sí mismos.
Mientras que Blue Origin, fundada en el año 2000, nunca ha enviado humanos al espacio ni ha puesto un cohete en órbita, Space X, en solo dos años de vida, ya ha hecho bastante más. El proyecto de Musk ha enviado lotes de satélites al espacio, ha mandado astronautas a la Estación Espacial Internacional y ha testado el envío de un cohete con rumbo a Marte.
Pese a todo, en Blue Origin afirman que son ellos quienes tienen un mejor diseño. La mascota de la compañía es una tortuga, pretendiendo simbolizar así que van tan lentos como sea necesario para lograr su objetivo. Todo lo contrario a la cultura que promueve Elon Musk, que invita a la velocidad extrema y a asumir los errores como vías de aprendizaje. El problema es que, si hablamos de un cohete espacial, esos errores pueden costar vidas.