Es casi un gesto reflejo para muchos. Como si fuera nuestro combustible y, si no echamos en el depósito, no funcionamos. Nos levantamos, vamos a la cocina y preparamos el café. Antes de echarnos cualquier otra cosa al estómago, disfrutamos el sabor amargo del café o tal vez dulzón, si nos gusta echarle azúcar. Si no es café será té pero, en cualquier caso, una bebida excitante para acumular energía.
Es como si estas bebidas formasen parte de nosotros. Pero lo cierto es que nosotros estamos formados de otra cosa. El organismo del ser humano está compuesto en su mayoría por agua. El 75% de los músculos, el 90% del cerebro, el 22% de los huesos y el 83% de la sangre son agua. Es por ello que hay que ser consciente de la cantidad de este líquido que se consume a diario. El agua es un elemento fundamental para la vida, de hecho, todos los órganos requieren de este líquido para funcionar y garantizar un buen estado de salud.
Cuando nos despertamos y comienza el nuevo día, es obligatorio poner nuestro cuerpo a punto con los mejores ingredientes. Antes de comenzar con los alimentos propiamente dichos, es muy importante dar a nuestro cuerpo una buena dosis de agua que le haga hidratarse de nuevo.
Si nada más levantarnos tomamos un vaso grande de agua tibia con el zumo de medio limón comenzaremos el día dándole un montón de beneficios a nuestro cuerpo. El agua nos hidratará y el limón contribuirá a restablecer el pH alcalino que tanto necesita nuestro cuerpo. Además el limón ayuda a limpiar toxinas, es digestivo y depurativo del hígado.
Hidratación y energía
Después de haber tenido un largo sueño, no es extraño que el cuerpo pierda hidratación. No importa qué cantidad de agua bebimos el día anterior, pues el organismo ya la ha utilizado y seguramente ha expulsado la que no necesita. Por tal motivo, es importante rehidratar el cuerpo inmediatamente después de levantarse.
Un vaso de agua es perfecto para empezar bien el día. Además de proporcionar hidratación al cuerpo, también es muy bueno para sentirnos más frescos, con más energía natural y más saludables.
Tampoco hemos de caer en el exceso: incluso hay estudios que afirman que no hay evidencia suficiente que indique que un mayor consumo de agua deriva directamente en una mejor salud. Además, a menudo se confieren al agua más propiedades de las que en realidad posee.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) establece que se deben beber de dos a tres litros diarios de agua al día para mantenerse correctamente hidratado (alrededor de ocho vasos). Como en cualquier otro asunto de salud, dependiendo de la edad, el sexo o la actividad física que hagas, deberás consumir más o menos. Pero, sin duda, el trago más importante es aquel que das nada más levantarte, puesto que ayuda al cuerpo a activarse y mejora la función metabólica y digestiva.
Beneficios del primer vaso de agua del día
Muchos. Además de hidratar y nutrir las células, es común escuchar que el agua en ayunas también ayuda a eliminar las toxinas que el organismo no necesita. Durante el sueño, el organismo se repara, repone las hormonas de energía y se equilibra. Como resultado, aparta las toxinas y sustancias de desecho, que deben eliminarse cuanto antes para evitar que se acumulen en el cuerpo. El consumo de un vaso de agua tibia en ayunas sería bueno para estimular la expulsión de toxinas y liberar el organismo de todos esos desechos.
Es también un excelente hábito para aquellas personas que desean perder peso. Beber agua activa el metabolismo y se ha demostrado que, gracias a esto, aumenta su potencial para la pérdida de peso.
Este vaso de agua puede ayudarnos a reducir los niveles de acidez en el estómago durante esas primeras horas de la mañana. Sirve también como combustible para el cerebro, garantiza el movimiento intestinal y previene futuros problemas por malas digestiones y es beneficioso para la salud de la piel. No tienes excusas para no tomarte el vaso de agua mañanero. Y luego ya va el café.