Las sillas de ruedas son un útil imprescindible para miles de personas que tienen imposibilidad de movimientos. Si el uso de una silla es únicamente una situación momentánea, temporal, muchos usuarios optan por sillas manuales, porque son más económicas. Sin embargo, cuando la lesión impide el desplazamiento erguida, la capacidad de autopropulsar la silla mediante electricidad ayuda a mejorar la calidad de vida y facilitar la movilidad.
El nombre de sillas de ruedas eléctricas ya muestra la principal característica de estos dispositivos, se trata de sillas que cuentan con un motor, una batería que les proporciona energía y un cuadro de mando para manejarlas de forma segura.
Las sillas pueden ser plegables o no, con rueda motriz trasera, central y delantera, y habilitadas para espacios externos e interiores. Vemos con detalle cuáles son esos tipos más comunes. Conoce los diferentes tipos de silla de ruedas eléctrica de la mano de Karobility.es
La silla plegable
Reciben este nombre porque son aparatos muy ligeros que se pliegan lo suficiente como para que puedan alojarse en el maletero de un vehículo. Un ejemplo es la silla plegable eFlexx, que tiene un peso de solo 29 kilogramos in batería y ocupa el tamaño de una maleta de viajes. En estas sillas se pueden colocar baterías con diferentes características, aunque la estándar para este caso es una e ion de litio con autonomía suficiente para 20 kilómetros.
Sillas eléctricas, ¿qué ruedas son las que actúan como agente motriz?
Las sillas de tracción trasera y delantera tienen dos juegos de ruedas, pero la principal diferencia es que las ruedas grandes y las de tracción están en la parte delantera, tracción delantera, o en la parte trasera, tracción trasera.
Esto da lugar a diferentes características. Así, las de tracción delantera tienen el asiento colocado en una posición más delantera, por lo que facilita un mejor acercamiento a determinados espacios, como una mesa de trabajo o un lavabo. Por lo general, estos dispositivos ofrecen mucha estabilidad y permiten rebasar los obstáculos con suficiencia, pero en menor grado que las de tracción trasera.
A su vez, la sedestación es muy natural, porque las ruedas delanteras no giran y hay más espacio para poder llevar las piernas en un ángulo de 90 grados con respecto a las caderas. La sedestación es la posición anatómica que tomamos cuando nos sentamos. Las personas con movilidad reducida pasan mucho tiempo en esta posición.
Si optamos por una silla de ruedas eléctrica con tracción trasera nos enfrentamos también a un dispositivo con dos juegos de ruedas, pero el más grande se encuentra en la parte trasera. La ventaja principal es que son sillas muy potentes, óptimas para terrenos irregulares. En espacios exteriores son más adecuadas que las sillas con tracción delantera, pues es más cómoda para salvar obstáculos.
¿Y las sillas de tracción central?
Otra opción son las sillas de tracción central. Están equipadas con tres juegos de ruedas, y el central es el que actúa como elemento tractor. El punto de giro está situado justo tras el asiento. A su vez, el asiento se eleva por encima de las ruedas centrales, que son las de mayor tamaño.
Estas sillas son muy manejables y son perfectas para ambientes interiores. Son muy robustas y, generalmente, de carácter muy compacto, lo que facilita su uso en estos espacios. Además, también son muy estables.
Sillas para interior y para exterior
La principal diferencia atendiendo al lugar de uso va a ser su capacidad de resistencia. Las sillas de exterior han de estar elaboradas con materiales muy potentes, pues el firme por el que se desplazan suele ser más abrupto, menos uniforme.
Las de tracción trasera son una buena elección, por su potencia elevada. No obstante las centrales también ofrecen mucha confianza al usuario, pues el punto de giro está justo bajo el asiento. Esto deja a las sillas de tracción delantera como la opción preferencial para ambientes interiores. Debemos tener en cuenta también que estos dispositivos permiten un mejor acercamiento a espacios como mesas, lavabos o cocinas, por poner algunos ejemplos.
La elección de una silla u otra va a depender de los espacios que se transiten, el propio peso de la silla para que no sea muy difícil moverla y la comodidad que ofrece. Por otro lado, el precio es otro condicionante clave, pues dependiendo de los extras, su coste puede oscilar entre los 2.000 euros de las más económicas hasta los 25.000 de los modelos multifuncionales.
Y a todo esto también hay que sumar un diseño ergonómico que permita facilidades en el día a día y que mejore la calidad de vida de los usuarios, pues eso debe ser primordial.