IBM intensificará el desarrollo de dispositivos de computación cuánticay tiene planes para construir un procesador cuántico que supere los 1.000 cúbits -o bits cuánticos, la unidad que mide la capacidad de estos equipos-, rebasando así ampliamente a su equipo más potente en la actualidad, de 65 cúbits.
La compañía estadounidense ha publicado su hoja de ruta en investigación en computación cuántica, que recoge sus planes para pasar «de los dispositivos ruidosos y de pequeña escala de la actualidad a los de millones de cúbits del futuro», como ha asegurado IBM en un comunicado.
La empresa tiene planes para desarrollar sus procesadores cuánticos actuales, que tienen al modelo Hummingbird, anunciado en agosto de 2020, como el más potente, con 65 cúbits de potencia de procesamiento.
IBM trabaja para «desarrollar un conjunto de procesadores escalables, cada vez más grandes y mejores» como parte de su proyecto Condor, con el objetivo de desarrollar a finales de 2023 un dispositivo cuántico de 1.121 cúbits.
Para ello, la compañía se encuentra desarrollando una tecnología de refrigeración por disolución conocida como Goldeneye -de 3 metros de altura y 1,8 de ancho, que funciona como un «superfrigorífico»- y un sistema de corrección de errores cuánticos que permitan construir ordenadores cuánticos de escalas cada vez mayores, lo que en teoría permitiría llegar hasta el millón de cúbits en el futuro.
A más corto plazo, IBM planea también lanzar en 2021 un superordenador conocido como Eagle con una potencia de 127 cúbits, que sería el primero en superar la barrera de los 100 cúbits.
Para ello, la empresa tecnológica empleará innovaciones como vías de silicio y cableado de múltiples niveles para conseguir distribuir una alta densidad de señales clásicas y proteger al mismo tiempo los cúbits en una capa separada de manera que se mantengan los tiempos de coherencia elevados.
Asimismo, en 2022 IBM espera lanzar un procesador cuántico llamado Osprey con una potencia de 433 cúbits, que empleará controles más densos y una «infraestructura criogénica» para que la mayor escala no afecte al rendimiento de los cúbits individuales, reduciendo también el ruido.