La polémica en torno a la implementación del sistema de etiquetado nutricional Nutri-Score no cesa. Que el sistema no está adaptado a la dieta mediterránea, que el método de valoración es manipulable y favorece el blanqueo de ultraprocesados o que el algoritmo del Nutri-Score no contribuye a la prevención de enfermedades cardiovasculares de manera óptima. El debate ha sumado ahora un nuevo capítulo luego de que el epidemiólogo francés e ideólogo del NutriScore, Serge Hercberg, reconociera que el sistema presenta ciertas lagunas. Lo que apunta nuevamente a la confesión del ministro de Consumo, Alberto Garzón, quien previamente ha expresado que el etiquetado elegido “no es perfecto”.
Si bien la implementación del semáforo nutricional o Nutri-Score en España está prevista para el primer cuatrimestre de 2021, ya se pueden ver en los supermercados los primeros productos con este etiquetado nutricional. Entre aquellos productos que ya incorporan el etiquetado, se encuentran, por ejemplo, los cereales de la marca Nestlé. Son precisamente estos productos los que han vuelto a poner en duda la eficacia del sistema elegido, cuyo fin es el de ayudar a los consumidores a identificar la calidad nutricional de los alimentos y promover decisiones de compra informadas que favorezcan una dieta más saludable.
En concreto, los productos que han hecho saltar las alarmas son los cereales de desayuno Chocapic Bio de Nestlé que ostentan una calificación B en Nutri-Score. Lo que a simple vista, daría la falsa ilusión de que se trata de un producto saludable. Sin embargo, al analizar su composición, rápidamente se ve que este no sería el caso. El caso fue expuesto por el tecnólogo de alimentos Miguel A Lurueña a través de su cuenta de Twitter.
“Se trata de otro ejemplo más que pone en evidencia al Nutri-Score: falla porque ‘lo positivo’ enmascara ‘lo negativo’ aunque a la hora de la verdad no compense”, lee el tweet de Lurueña, que no ha sido el único en exponer esta limitación del sistema. En el caso de los cereales Chocapic, los mismos registran casi 25 gramos de azúcar añadido en 100 g de producto, una cantidad que representa el consumo máximo recomendado por la OMS. Sin embargo, el producto sale bien posicionado en Nutri-Score al compensar la nota con ingredientes añadidos como fibras. Pero para comprender por qué la clasificación B de los cereales Chocapic representa un problema, primero hay que recordar cómo funciona el sistema Nutri-Score.
El sistema de etiquetado Nutri-Score clasifica los alimentos y bebidas de acuerdo con su perfil nutricional por 100 g de producto. El algoritmo realiza un cálculo sobre el contenido en nutrientes beneficiosos para la salud como el porcentaje de frutas y verduras, gramos de fibra o proteínas, contra el porcentaje de nutrientes considerados desfavorables como azúcares, grasas saturadas y sodio. El resultado es un código de 5 colores del verde oscuro al rojo, que equivale a una escala de cinco letras de la A a la E, en función de la calidad nutricional del producto.
En la práctica, la clasificación del producto depende del balance entre los nutrientes beneficiosos sobre los desfavorables. Es por ello que expertos consideran que el sistema cuenta con una importante limitación que le permitiría a la industria maquillar ciertos productos, como los cereales en cuestión, como saludables, mientras que no lo son. Tal como lo explican los especialistas, al medir solo nutrientes, el Nutri-Score permitiría maquillar productos como favorables, tal como sucede con los cereales Chocapic. De hecho, al revelarse este caso, el experto Serge Hercberg ha admitido que los cereales de desayuno en cuestión “son una de las lagunas que hemos identificado”. Una respuesta que ha alimentado las críticas que se han ido sumando en el último tiempo como por ejemplo el cuestionamiento de la Red Europea del Corazón (EHN) que considera que “el Nutri-Score debería velar por favorecer a la dieta mediterránea como mejor paradigma en la salud cardiovascular”.
En esa misma línea, con el fin de proteger a los productos de la dieta mediterránea, el gobierno italiano ha desarrollado una alternativa al Nutri-Score llamado NutrInform Battery. El sistema apunta a superar las limitaciones del etiquetado francés, al indicar al consumidor mediante un gráfico de batería, la porción y el requerimiento de energía en función a la cantidad recomendada por la Unión Europea.
Es decir, el NutrInform Battery se basa en un consumo equilibrado de todos los alimentos y no en la penalización. Así lo explica la ministra de agricultura, alimentación y silvicultura de Italia, Teresa Bellanova, quien ha recordado además que el etiquetado “debe aspirar a proporcionar las herramientas adecuadas para estimular y apoyar decisiones informadas por los consumidores, en lugar de dirigirlos hacia ciertos productos, centrándose en la solución simplista y reduccionista de color”. Una propuesta que ha recibido el respaldo del ministro de Agricultura de Grecia, Makis Voridis, como así también del ministro de Agricultura de Rumanía, Adrian Oros quien ha manifestado que el NutrInform Battery sería más apropiado para su uso.
Ahora que las lagunas del Nutri-Score han quedado expuestas, crece la insistencia sobre la necesidad de revisar el sistema para asegurar que este sea realmente el código más adaptado para el mercado español. De lo contrario, difícilmente se alcanzarán los objetivos principales como la promoción de hábitos alimenticios saludables como medida fundamental para revertir el aumento de las tasas de obesidad en España.
Tal como lo ha expresado la ministra italiana Teresa Bellanova durante el encuentro bilateral que ha mantenido con el ministro de Agricultura español, Luis Planas, “se necesita una amplia gama de acciones promoción del conocimiento, con una legislación más extensa, que no se puede lograr poniendo un color sobre un producto y distinguir entre si es bueno o malo».