El curso escolar arrancará en las próximas semanas. Todavía está por definir qué centros lo harán de forma presencial y cuáles de manera ‘online’, pero lo que está claro es que el aprendizaje a distancia va a tener una creciente importancia a causa de la propagación de la epidemia de la Covid-19.
Al igual que otras tecnologías utilizadas en este período, las herramientas de ‘eLearning’ para el aprendizaje a distancia existen desde hace bastante tiempo y son muy similares a las que las organizaciones han estado utilizando para el trabajo remoto. Estas suponen una gran ventaja, pero si no se aplican correctamente pueden poner en peligro la seguridad ‘online’ de los usuarios -muchos de ellos menores de edad-, alerta José Battat, director general de Trend Micro Iberia.
La principal diferencia es que una gran parte de las organizaciones que ya habían estado haciendo uso de estas plataformas han optado por despliegues comerciales, mientras que las que tomaron la iniciativa en respuesta a la crisis han optado por versiones de prueba o limitadas de los diversos productos disponibles. Muchas escuelas y centros de estudios se encuentran en este segundo grupo.
«Este es un aspecto importante que hay que tener en cuenta, porque las características disponibles en las versiones de prueba son más limitadas en comparación con sus actualizaciones comerciales, y esto también tiene un impacto en la seguridad«, añade Battat.
Hay muchas cuestiones de seguridad relacionadas con el aprendizaje a distancia, que van desde la seguridad intrínseca de la plataforma elegida y las cuestiones relacionadas con la privacidad hasta el control del acceso de los usuarios y los problemas relacionados con los derechos de autor de los documentos compartidos en esas plataformas. Por último, está la cuestión de la protección de las personas que hacen uso de la plataforma elegida.
CONSEJOS PARA ESTUDIAR SEGURO
Para hacer frente a esta situación, los expertos en ciberseguridad de Trend Micro han elaborado un listado de consejos para que los estudiantes puedan realizar sus tareas a través del ordenador de una forma segura. Una lista que empieza con el trabajo en los propios hogares, con la instalación de un ‘software’ antivirus y de los controles parentales para protegerse contra el ‘malware’.
En este sentido, recomienda a los padres establecer límites de tiempo de uso del equipo, configurar las funciones de control de privacidad en las redes sociales y monitorizar la navegación por Internet. Asimismo, cuando se utilice un ‘router’ comercial -no uno proporcionado por el proveedor de Internet- instan a asegurarse de que el ‘firmware’ esté actualizado, lo mismo que con el sistema operativo y el resto de programas utilizados.
Por su parte, a las escuelas e instructores los expertos les recomiendan elegir plataformas comerciales que ofrezcan una versión de prueba para asegurarse de que será posible establecer parámetros de seguridad y privacidad, así como enviar la información de conexión de forma segura y dar preferencia a las sesiones que requieren que los usuarios se registren.
También es recomendable asegurarse de antemano de saber siempre quién se va a conectar (por ejemplo, enviando una invitación por correo electrónico a las clases), de modo que pueda asegurarse, durante la lección, de no tener más participantes de los esperados.
En este tipo de encuentros remotos es importante verificar los siguientes parámetros: desactivar la posibilidad de que los participantes inviten a otros, desactivar la capacidad de ver la lista de todos los participantes, desactivar la capacidad de los participantes para editar el evento, activar el cifrado de la comunicación, limitar o desactivar las transferencias de archivos, cancelar los chats privados y desactivar el video si no es esencial.
«En general, es importante evitar, en la medida de lo posible, la difusión de demasiada información ‘online’ que pueda ser utilizada en campañas de ‘phishing’ dirigido, ‘malware’ o ‘ransomware’, con las que los criminales podrían exigir dinero a cambio de la restauración del acceso al equipo», concluye Battat, que apuesta con una vuelta a las aulas (también a través de las pantallas) en la que la seguridad esté garantizada.