La embarcación Astral de Open Arms ha zarpado este miércoles rumbo al Mediterráneo central en una misión de observación y vigilancia en la zona durante las próximas semanas, tras varios meses de confinamiento y reparaciones a bordo.
En un comunicado, la fundación ha asegurado que la vulnerabilidad de las personas que huyen de Libia en precarias embarcaciones en el Mediterráneo central se ha agravado en los últimos meses por la «consolidación de acuerdos inhumanos entre Italia, Malta y el gobierno de Trípoli que las abandonan en aguas internacionales».
Durante los primeros meses de la pandemia, el barco Astral, que monitorizaba la llegada de migrantes a Canarias, quedó confinado en Fuerteventura hasta poder regresar al puerto base de Badalona (Barcelona), donde se ha sometido a una reparación del motor y desperfectos sufridos durante la travesía.
La entidad ha asegurado que, ante la escasa presencia de organizaciones humanitarias, regresa a la zona para «documentar lo que allí ocurre», activar a las administraciones responsables de la protección de los derechos humanos y garantizar una intervención rápida en caso de necesidad.
El fundador de Open Arms, Òscar Camps, ha asegurado en un video colgado en las redes sociales de la entidad que «todo esto tiempo han seguido llegando embarcaciones y naufragando en esa la zona» y no hay mucha información sobre lo que está pasando.
La nueva misión del Astral, ha informado la fundación, dará paso en unos días al regreso en misión humanitaria del buque Open Armas, que está ultimando preparativos para su salida desde el puerto de Burriana (Castellón).
La entidad ha asegurado que su objetivo es «proteger la vida de los más vulnerables en mar y en tierra» y que, por ello, seguirá colaborando también en diferentes misiones en la lucha contra el Covid-19.