Con más de 100.000 empleados desarrollando sus tareas profesionales desde sus hogares como medida de protección ante la pandemia del coronavirus, el banco superado las 650.000 conexiones diarias entre llamadas y videollamadas por Internet, y los dos millones y medio de líneas de chat.
La pandemia sanitaria provocada por el coronavirus ha obligado a multitud de empresas a cambiar de forma drástica los patrones laborales, demostrando que el modelo de teletrabajo es una alternativa posible. En estas semanas de confinamiento, un número incalculable de personas en todo mundo utilizan las herramientas y soluciones tecnológicas para continuar con sus tareas fuera de los lugares habituales.
Un ejemplo es Banco Santander, inmerso desde hace tiempo en un proceso de transformación digital que ahora más que nunca juega a su favor. La entidad ha movilizado todos sus recursos para facilitar el teletrabajo y garantizando al tiempo el servicio a sus clientes. Los números hablan por si mismos: en un solo día, los empleados del banco han superado las 650.000 conexiones entre llamadas y videollamadas por internet, a lo que se suman dos millones y medio de líneas de chat. Y es que ya es la mitad de la plantilla del grupo financiero la que trabaja en remoto en estos días de confinamiento.
“El grupo está preparado para este tipo de situaciones y desde que se inició la crisis ha puesto en marcha sus protocolos en todos los países, activando los comités de crisis corporativos y locales previstos para dar una respuesta contundente y coordinada en todos los frentes, con dos objetivos principales, cuidar de nuestros empleados y asegurar el servicio a nuestros clientes”, señaló José Antonio Álvarez durante su intervención en la junta de accionistas del banco celebrada sin asistencia física el pasado 3 de abril. Álvarez recordaba entonces que las entidades financieras son consideradas un servicio crítico y que su obligación es poder garantizar la mejor atención a los clientes. Por eso, todas las unidades del banco han identificado sus negocios clave y han puesto en marcha los planes de contingencia separando equipos, estableciendo turnos entre las personas críticas y sus suplentes, segregando infraestructuras tecnológicas, etc.
Pero lo cierto es que no todas las compañías están igual de preparadas ni cuentan con plantes de contingencia y de negocio que permitan implantar las medidas necesarias con flexibilidad y agilidad. Según un informe que analiza la situación laboral en España con motivo del coronavirus, elaborado por la compañía de recursos humanos Randstad, sólo el 22,3% (4,4 millones de profesionales) del total de la población ocupada dispone de la opción del teletrabajo. Esta consultora, que se ha basado en los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) del año pasado, destaca que este porcentaje varía notablemente según las distintas ocupaciones y también por comunidades autónomas, siendo Madrid (28%), Cataluña (25,1%) y el País Vasco (24,5%) las zonas que cuentan con mayor número de empleados con la posibilidad de trabajar a distancia.
A pesar de que en los últimos años la tendencia es al alza, nuestro país sigue estando a la cola de Europa. Una situación que, si bien cobra más importancia tras el estado de alarma decretado por el Gobierno el 14 de marzo, no deja de ser un inconveniente a la hora de captar y retener el mejor talento. Y las ventajas del teletrabajo no acaban ahí: fomenta la motivación -lo que se traduce en una mayor eficiencia y productividad-, se reducen los costes, mejora la conciliación de la vida familiar y laboral, ahorra tiempo y puesto que se evitan los desplazamientos, se reduce la contaminación con el consiguiente efecto sobre el medio ambiente.
Banco Santander lleva tiempo favoreciendo la transición hacia este nuevo modelo mediante el desarrollo de herramientas que facilitan el contacto continuo con equipos que trabajan en remoto. “Debemos medir los resultados de los equipos basándonos en datos y no en las horas que pasen en la oficina. El teletrabajo ha de ser una opción. Y los directivos tienen que ser capaces de priorizar, organizar, delegar y descartar malos hábitos, como las largas comidas o reuniones de última hora convocadas al final del día”, ha señalado Ana Botín en su perfil social de Linkedin.
El denominado flexiworking puesto en marcha por el Santander se basa en diez principios clave: estar al alcance de toda la plantilla; impulsar la desconexión digital; ser un sistema justo; adoptar múltiples formas; evolucionar; ser fundamental en el diseño de los puestos; tener una responsabilidad compartida y respeto; que la atención al cliente sea una prioridad; tener en cuenta la gestión del desempeño y, por último, tener confianza, transparencia y comunicación continua. Además, incluye una amplia batería de medidas para que cada trabajador pueda beneficiarse según sus necesidades personales y su situación profesional: desde cómo se organiza la jornada laboral en cuanto a flexibilidad y horarios (horas alternativas del día, regulación de vacaciones, recomendaciones de entrada y salida) hasta decidir desde dónde trabaja o si el teletrabajo es a tiempo completo, algunos días o por horas.
Si ya antes de la pandemia el teletrabajo era un reto para todas las empresas, ahora el desafío está sobre la mesa y ya no se puede mirar hacia otro lado. La pandemia del coronavirus pasará en algún momento, pero el cambio cultural que representa este modelo de trabajo es imparable. Compaginar la vida profesional y laboral es posible y, además, recomendable.