Las mujeres y el feminismo volvieron a inundar Madrid este 8 de marzo, Día de la Mujer, en una masiva manifestación que llega con logros como haber visto reconocido el ‘sólo sí es sí’ en forma de ley, pero también con un debate abierto sobre la abolición de la prostitución y el reconocimiento de las mujeres ‘trans’ en la lucha feminista.
A las 17.00 horas comenzaba la reivindicación feminista, pero que esta se celebrara en domingo hizo que muchas plazas madrileñas acogieran desde primera hora de la mañana pequeñas movilizaciones que hicieron de teloneras de la marcha principal, que partió puntual y a paso procesional desde Atocha para finalizar en la Plaza de España.
De esta manera, el movimiento feminista ha demostrado su capacidad de movilización un año más uniendo a decenas de miles de almas -en su mayoría mujeres- tras una pancarta de cabecera que rezaba ‘Con derechos, sin barreras, feministas sin fronteras’. Mayores, jóvenes, familias, madres solas o en pareja y también hombres, han marchado al son de las habituales batucadas y coreando consignas como “no soy ‘Siri’, búscate la vida” o “queremos empleo, trabajo nos sobra”.
Raquel, de 56 años, es una de las habituales en el 8 de marzo. “Llevo acudiendo desde que tengo uso de razón”, aseguró a Servimedia. Opina que “en la medida que el feminismo avanza, hay otra parte opresora a la que no le interesa que avance, pero ha habido cambios importantes”.
Preguntada por los retos que debe afrontar el movimiento feminista, aseguró que uno de ellos es “abolir la prostitución”, una cuestión que debate el feminismo y que, incluso, ha llevado a la ministra Irene Montero a aclarar que su Ministerio, aunque es “abolicionista”, no puede pretender resolver “un debate histórico” que “nos divida y nos separe”.
Lucía y Paula tienen 14 años y estudian en un instituto de Madrid. Ambas han acudido a la manifestación y, a la altura de Cibeles, ambas coinciden en que persistes actitudes machistas en las aulas. “Algunos chicos se meten con las chicas cuando les viene el período, hacen bromas y cosas así”, cuenta la primera.
Paula añade que, cuando juegan al baloncesto, “los chicos no pasan el balón” a las compañeras, mientras que los profesores “sólo tocan un poco por encima el tema de la igualdad” cuando están en clase.
Aunque la mayoría de las manifestantes eran mujeres, también hubo hombres como Javier, de 64 años. “Mi papel es de acompañante, pero también de apoyar. Los derechos son para ellas en este momento porque los tienen coartados, tienen que poder llegar a casa como quieran ir vestidas y sin necesidad de que tengan que ir mirando atrás”, asegura.
Su mujer, Lola (66 años), interviene para dejar constancia de que “las mujeres siguen ocupándose de los trabajos más precarios”, dando cuenta de la brecha de género y pide una “educación por igual” para ellos y ellas.
Tras una de las decenas de pancartas también marchaba la ministra de Igualdad, Irene Montero, principal responsable de la Ley de Libertad Sexual, que recoge, entre otros puntos, el demandado ‘sólo sí es sí’ para que todo ataque sexual sobre una mujer sin su consentimiento sea considerado agresión.
Allí coreó, junto a otras mujeres, el cántico “sola, borracha, quiero llegar a casa”, que le valió una polémica hace unos días por haberlo escrito en un tuit. Entonces, la ministra tuvo que explicar que el mensaje hacía referencia a la libertad de las mujeres para poder estar seguras en su día a día sea cual sea su circunstancia.
Otra de las presentes fue su predecesora, Carmen Calvo, actual vicepresidenta primera y ministra de la Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática. Algunas llevamos 42 años saliendo a la calle» para reivindicar los derechos de las mujeres, dijo en declaraciones a los medios de comunicación acompañada del ministro de Interior, Fernando Grande Marlaska, la ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González y la presidenta del Senado, Pilar Llop.
CIUDADANOS, DESALOJADO OTRA VEZ
Como ya ocurrió en la última manifestación del Orgullo LGTB el pasado año, la comitiva de Ciudadanos en la protesta, encabezada por la vicealcaldesa madrileña, Begoña Villacís, y la consejera de Cultura, Marta Rivera, tuvo que abandonar la marcha por recomendación de la Policía Nacional, después de que varios manifestantes les increparan.
En concreto, los naranjas recibieron insultos como «florero». Para Villacís, «las que nos han expulsado de la manifestación no defienden el feminismo», dijo en declaraciones a la prensa tras tener que abandonar la protesta, a la que también acudió el PP, aunque sin incidentes.
La delegación de los populares en la protesta estuvo liderada por Cuca Gamarra, quien defendió al inicio de la protesta que «lograr la igualdad no depende de las ideologías» y revindicó un «feminismo sin etiquetas».
(SERVIMEDIA)