La Unión Europea ha iniciado un estudio antes de decidir si deja de fabricar las monedas más pequeñas que actualmente están en circulación.
En concreto se dejaría de acuñar las de uno y dos céntimos, que suelen ser de poco uso en la mayoría de los países. De hecho, en algunos como Finlandia, Italia, Bélgica, Irlanda o Países Bajos ya existe una norma que obliga a redondear los precios.
El objetivo de Bruselas es acordar una regla que impere en todos los países de la Unión.
Los clientes, no obstante, temen que algunos aprovechen esta nueva situación para elevar los precios.