Incluso antes de nacer, durante su gestación, los bebés ya padecen de hipo, que sin ser nada preocupante suele provocar la inquietud en los padres primerizos.
El hipo se produce por la contracción del diafragma que hace que el aire se dirija de los pulmones hasta las cuerda vocales, cerrando estas y provocando el ‘hip’, ese sonido tan característico y tan incómodo que todo reconocemos.
En los más pequeños suele producirse tras un llanto intenso o una toma demasiado rápida, debido a que el bebé tenga mucha hambre o este nervioso, por lo que es preferible no esperar a que el recién nacido esté hambriento para alimentarle.
Una vez desde que el hipo ha comenzado, desde la página ‘parabebe‘, recomiendan mantener la calma y una realizar alguna de estas acciones para atajar las contracciones.
Una cucharadita de agua: Podemos darle unas cucharadas de agua despacio, lo que favorecerá el cierre del cardias.
Hacerle estornudar: Acariciar suavemente la nariz del pequeño puede provocar que este estornude y relaje el diafragma, lo que favorecerá la desaparición del hipo.
Darle el pecho o el biberón: El ritmo con el que el bebe traga ayudara a regular la respiración, lo que provocará que el hipo cese.
También desde la misma pagina advierten de procedimientos que no se deben seguir, tales como dar bebidas gaseosas, asustar al bebé o intentar contener la respiración del niño.