La vendimia representa la época en que varias provincias del país se visten de fiesta. Durante este periodo los viticultores recogen los frutos para procesarlos y elaborar los mejores vinos. Sin embargo, no se trata de una celebración común y corriente. Existe toda una historia que, en ocasiones, puede remontarse a varios siglos.
Según datos oficiales del Vino, en España hay más de 950.000 hectáreas de vid cultivadas y que la producción durante el último lustro ha superado los 42 millones de hectolitros, datos que confirman que la vendimia en España no es, ni de cerca, una actividad menor y que además trae consigo otros segmentos como visitas guiadas con catas de vinos.
La mejor manera de disfrutar esta época es conocer a fondo una de las tradiciones más antiguas de la Península Ibérica. Aquí hay una lista de actividades que ningún viajero debe perderse en esta época del año.
Asistir a una cata de vinos
Una de las alternativas por excelencia para conocer y divertirse es ir a una cata. La mejor parte es que muchos de los vinos que se degustan en estas reuniones pueden conseguirse fácilmente en vinos.wine, un buscador especializado que ofrece la posibilidad de conseguir los mejores vinos, sin importar el año de elaboración. En concreto, el criterio de búsqueda comprende los tipos de uva, denominación de origen y tipos de vino.
La principal tarea de la cata es clasificar las características organolépticas del producto, como el color, aroma, sensación en boca y persistencia del sabor en el paladar. Se trata de un proceso educativo, en el que puede participar tanto el conocedor, como el principiante que acude por primera vez.
Durante años, la época de vendimia ha incluido dentro de su catálogo de eventos las más variadas degustaciones, con profesionales expertos en el área. En caso de que sea necesario reservar, es importante cerciorarse de que existan plazas disponibles antes de iniciar el recorrido. Para esto se sugiere revisar diferentes listados a través de Internet.
Reservar una visita a una bodega
Las excursiones a diferentes bodegas son muy populares entre los aficionados al enoturismo. Algunos de los destinos más famosos son la ciudad de Logroño y la localidad de Haro, ambas en la comunidad autónoma de La Rioja. Aquí se encuentran algunas de las bodegas que merece la pena conocer.
La mayor parte de estos paseos guiados incluyen un recorrido donde el espectador puede presenciar el proceso de vinificación. Esto significa que estará presente en el despalillado, prensado y fermentación, aparte de conocer las diferentes barricas, con variedades de distintas cepas. Algunos tours incluso permiten participar en la pisada de la uva.
Dependiendo del paseo escogido, este puede incluir un menú de degustación, con piezas de queso o embutidos como acompañante. Algunas de las bodegas más famosas, como Herás Cordón, también ofrece la posibilidad de comer según un menú. La buena noticia es que hay múltiples opciones y en todas existe la posibilidad de conseguir buenos precios.
Degustar tapas y banderillas
La gastronomía es uno de los puntos focales en la época de recolección de las viñas. Aparte, ciudades, como Jerez de la Frontera, en Cádiz, incluyen entre sus festividades la elaboración de tapas con vinagre de vino de la denominación de origen. Otras zonas más extensas, como la Ribera del Duero, organizan concursos comarcales de banderillas y entrantes.
Cada año, la recolección de los frutos de la Vitis vinifera se convierte también en un espacio para disfrutar de lo mejor de la cocina de cada ciudad. Según la zona, la propuesta gastronómica puede variar, aunque es casi seguro que mantendrá algunos de sus componentes emblemáticos: las patatas, embutidos y el jamón.
Como punto adicional, si la ruta enoturística pasa por Cádiz, esta debe incluir, sí o sí un paseo por las mejores tabernas y por supuesto, una sesión de flamenco.
Presenciar las fiestas de inauguración
No importa si se trata de la ofrenda del primer mosto a la virgen de la Valvanera, en la Fiesta de San Mateo, o una visita a la localidad de El Ciego, en Álava. De lo que no queda duda es que una ruta enoturística debe incluir alguna de las ceremonias tradicionales de inauguración. Aquí es donde la historia cobra un matiz especial.
Muchas de las festividades que se organizan cuentan con siglos de tradición, y en ocasiones tienen como punto de origen una leyenda muy particular. Un ejemplo es la Batalla del Vino de Haro, que empieza como una costumbre en la peregrinación de San Felices de Bilibio en el siglo XVIII. Una de las más populares, como el encendido de la fuente de la Mora, en Cariñena, llama la atención por la gran cantidad de vino que utiliza: más de cien litros.
Es necesario tener en cuenta las fechas antes de viajar, ya que dependiendo del lugar, el periodo de recolección puede iniciar mucho más tarde. Por ejemplo, en Logroño empieza en septiembre, mientras que en Burgos y Valladolid estas tienen lugar en octubre, con el comienzo del otoño. Una cosa es segura: se tratará de una experiencia que, sin duda, más de uno querrá repetir.