Los datos que nos llegan desde la Asociación Española de Renting de Vehículos (AER) no dejan lugar dudas. En los cuatro primeros meses de 2019 las matriculaciones registradas por las compañías de renting subieron un 8.93% respecto al mismo periodo del año pasado. El peso del renting en el total de las ventas de coches en España se sitúa en el 20,21%. Es normal encontrarse con numerosas ofertas de renting, de cualquier tipo de vehículos.
¿A qué se debe este auge si el mercado particular está cayendo con cifras de dos dígitos? Sin duda a la incertidumbre. Hace no demasiado tiempo uno podía aventurarse a la compra de un coche nuevo sabiendo de antemano, con poco margen de error, la depreciación del coche a lo largo de los años. Ahora eso no es posible. Hay coches movidos por combustibles como el diésel, que no se sabe si podrán acceder a las ciudades a medio plazo. ¿Quién se atrevería a comprar en esa disyuntiva?
Incluso comprar un coche eléctrico resulta todo un riesgo financiero. Se trata de la tecnología que triunfará a medio y largo plazo… pero es como comprar un ordenador hace unas décadas: muy caro y se verá superado tecnológicamente muy pronto.
¿Qué opciones tiene un particular en este panorama para resolver sus necesidades de movilidad? Por un lado, el mercado de segunda mano. La incertidumbre lleva a muchas personas a apostar por coches baratos, para que la inversión sea menor.
El problema de estos vehículos es que, con tantos años y kilómetros encima, van perdiendo fiabilidad. Además, no cumplen en su mayor parte con las exigencias ambientales y de seguridad de hoy en día.
El renting de coches permite contar con un coche nuevo sin tener que comprarlo. Se trata de un un arrendamiento de bienes de equipo, en este caso el alquiler de un coche, a largo plazo. Mediante el pago de una cuota mensual a una compañía, el usuario puede disponer de un vehículo nuevo entre uno y cinco años.
En función del contrato se incluyen diferentes servicios, pero es habitual que incluya
todos los gastos del automóvil tales como seguros, asistencia en carretera, reparaciones, neumáticos o los impuestos.
Como no se posee la titularidad del coche existe un kilometraje limitado, no se pueden realizar modificaciones y las reparaciones se realizan en talleres que tetermine la empresa de renting.
Un contrato de renting no requiere de un pago inicial, por lo que es una manera rápida y eficaz que permite disponer de un coche nuevo, adaptado a las necesidades de una persona, durante unos pocos años. En un contexto como el actual, de tanta incertidumbre, encaja a la perfección. Cancelar el contrato implica pagar una penalización, aunque en muchos contratos es posible revisar las condiciones del mismo durante el período de vigencia. Todo en pro de la flexibilidad, la mayor ventaja del renting.