Gran Canaria cuenta con mil hectáreas tratadas y fueron esenciales para dejar estos incendios en 12.000 hectáreas y no en 25.000
El Cabildo trata con quemas las antenas de la cumbre, de modo que la telefonía, internet y el tráfico aéreo no se vieron afectados
Gran Canaria es pionera en el fuego técnico
Las quemas prescritas que realiza el Cabildo de Gran Canaria en invierno lograron que los últimos incendios de la cumbre se quedaran en la mitad de su potencial, pues quemaron en torno a 12.000 hectáreas en vez de arrasar hasta 25.000, y en vez de amenazar a una población de 15.000 personas habrían puesto en peligro a 25.000 habitantes.
Así lo explicó hoy el jefe de Emergencias del Cabildo de Gran Canaria, Federico Grillo, quien realizó un recorrido estas zonas para mostrar cómo el fuego subía con intensidad carbonizando la vegetación, cómo reacciona en las zonas tratadas en invierno como si de un rompeolas se tratase, es decir, entra pero pierde fuerza, hasta finalmente dejar de quemar.
Este efecto se puede observar en diversidad de laderas en las que el territorio aparece negro, a mitad se observan pinos socarrados, y seguidamente se pueden contemplar los pinos verdes a los que no llegaron las llamas a pesar haber impactado al inicio del ascenso con alturas de 20 y 40 metros.
La isla cuenta con mil hectáreas quemadas en invierno con fuego técnico situadas estratégicamente, bien dividiendo la isla entre sur y norte, bien en las crestas para evitar que salten a las principales cuencas, ya que uno de los efectos de estas zonas es que, al disminuir la potencia del fuego, disminuye el lanzamiento de pavesas a kilómetros, y con ello el salto, en este caso, a las cuencas de Tejeda, Ayacata y La Culata. En el incendio de 2017 impidieron el salto a la cuenca de San Bartolomé de Tirajana, Ayacata, La Culata y La Plata.
Además, están tratadas con fuego técnico las infraestructuras estratégicas, esto es, todas las antenas de Aena, Aemet y de comunicaciones, de manera que el fuego no afectó al tráfico aéreo, la telefonía, la radio, televisión ni internet, y lo que es más importante, a las comunicaciones entre los medios de emergencias y extinción para poder operar en el incendio.
Federico Grillo explicó que las primeras quemas prescritas las realizó el Cabildo en Gran Canaria en 2001, fue la primera de Canarias y de las primeras de España y desde hace varios años el Cabildo recibe pelotones de la UME y de otras administraciones para formarse en Gran Canaria, donde la ha desarrollado hasta el punto de denominarla “cirugía”, ya que quema el combustible vegetal pero deja intacto los brotes, la pinocha que no interese quemar o cualquier otro elemento del territorio.
La pinocha socarrada en la parte inferior de las copas de los pinos ha empezado además a caer y a tapar el suelo quemado, de modo que en algunos lugares ya empieza a ser imperceptible el paso del fuego, y en dos meses habrán desaparecido sus huellas salvo para miradas expertas.
Otra de las ventajas es su coste, ya que si un tratamiento selvícola convencional de poda y triturado o quemado tiene un coste de 4.000 euros por hectárea, en esta manera baja a 400 y a apenas 60 en otros tipos de vegetación, así que con el mismo presupuesto se puede multiplicar por más de diez la superficie tratada.
El Cabildo también es puntero en su uso durante el incendio, cuando en situaciones muy complejas se adelanta a las llamas para que el incendio al llegar se encuentre tierra quemada, o bien cuando junto a las carreteras se realizan quemas de ensanche, esto es, valerse de la carretera para crear una franja lo más ancha posible libre de vegetación que igualmente frene el incendio.
El objetivo tras esta gran prueba de fuego para el trabajo de los últimos 18 años, que ha desvelado un altísimo porcentaje de funcionamiento, de en torno al 90 por ciento, es ahora proseguir con la creación de zonas de baja carga de forma radial a lo largo de las crestas para seguir dibujando un mosaico en el que los incendios queden parcelados.
Al mismo tiempo, el Cabildo trabajará para que la sociedad tome conciencia de que en esta era de grandes incendios forestales por el abandono de la vida rural es necesario extremar las precauciones en épocas de riesgo, aparte ejecutar tratamientos selvícolas en cauces favoreciendo la laurisilva, la ganadería, que mantiene y crea zonas de baja carga, y la demanda de productos locales y el retorno a la agricultura, auténtica medida de prevención de incendios forestales.