Rufus T. Firefly es uno de los grupos más particulares de la escena alternativa española. La banda formada por Víctor Cabezuelo (voz y guitarra), Julia Martín-Maestro (batería y programaciones), Carlos Campos (guitarra), Juan Feo (percusión) Miguel de Lucas (bajo) y Manola (teclados) se ha dedicado toda su carrera a la creación de paisajes sonoros con letras oníricas muy lejanas a lo directo que han resultado algunos de sus contemporáneos.
Es una fórmula que se mantiene en su nuevo disco, ‘Todas las cosas buenas’. Sobre este lanzamiento, un trabajo que el grupo describe como un resumen de todo lo que han aprendido en su carrera, han hablado con el Diario Qué!.
Pregunta: ¿cómo fue el proceso de composición, qué querían buscar diferente a los discos anteriores?
Víctor: Bueno, yo creo que en este disco hemos roto un poco el camino que había en el Largo Mañana porque nos dimos cuenta de que queríamos volver a encontrarnos un poquillo. Había algunas cosas que durante nuestras trayectorias se nos habían olvidado que éramos y nos apetecía recuperarlas en este disco y creo que hemos tirado mucho para allá. Pero es verdad que nos dimos cuenta de que en todo el camino habíamos aprendido un montón de cosas que queríamos aplicar también en estas canciones y en este disco.
Yo este disco lo veo un poco como el momento, después de tantos años de trayectoria, de decir, mira, esto es lo que sabemos hacer. Hemos pasado por un montón de sitios, pero mira, podemos hacer rock, podemos hacer electrónica, podemos hacer psicodelia, podemos hacer folk, dream pop. Hemos aprendido un montón de cosas y lo vamos a meter todo en este disco.
Es como enseñar todas las cartas, de repente, mira, esto es lo que es.
Pregunta: De hecho, es un disco en el que, a nivel de composición, el sintetizador pesó mucho
Víctor: Sí, sí, pesa mucho, literalmente, el sintetizador. Sí, hemos usado muchos sintetizadores que a lo largo de los años hemos ido adquiriendo. Y nos hemos juntado con sintetizadores muy guays que nos apetecía mucho usar, como por ejemplo el DX7 de Yamaha, que es un sintetizador ochentero mítico, que usó mucho Michael Jackson, por ejemplo.
Y le ha dado un sonido que yo creo que recuerda un poco, en ciertos momentos, a cosas de los ochenta, pero muy tratado de otra manera. Por ejemplo, las baterías de Hull están super secas y muy en la cara. Entonces, la combinación de muchos elementos, de un montón de cosas también, yo creo que es una cosa ahí muy curiosa.
Pregunta: El primer sencillo, que además es la canción que abre el disco, es ‘Canción de Paz’. En un momento donde hay dos guerras en activo como Ucrania y Palestina no parece casual. ¿Puedes hablar un poquito de la canción y el momento de una canción como esa?
Víctor: Sí, es un poco una respuesta a todas estas cosas que están pasando a un contexto cada vez más violento y más extremo. Creo que hay dos posibilidades, o te metes ahí en esa vorágine de odio, o intentas frenar con paz y con gestos bonitos y con un poco de amor, sin caer en lo ‘naive’, porque ‘Canción de Paz’ es una canción que tiene un contexto un poco oscuro, pero que siempre busca la esperanza. Es algo que queríamos hacer en este disco y que era algo muy importante para nosotros, como intentar encontrar los momentos de paz y de luminosidad que pudiéramos encontrar, aunque sean pocos, ir a por ellos.
Julia: Yo creo que este disco también ha sido un poco de autoayuda y una forma de que todas estas cosas tan tristes que están pasando, aunque evidentemente es imposible que no nos influencien, pero por lo menos que no acabe destrozándonos. Creo que muchas de las canciones van un poco de eso, de buscar las cosas buenas, centrarte en eso para tener algo de esperanza.
Pregunta: ¿Cómo nació la idea de estos conciertos de presentación del disco, donde los asistentes los escuchan con audífonos?
Julia: La idea nació de Víctor, que había visto en formato muy reducido en estudio una cosa parecida y pensó que era muy bonito esa parte íntima que tiene el poner los cascos a un espectador y que nada del exterior afecte a esa escucha. En un principio el proyecto ha sido muy complicado sacarlo adelante porque desde encontrar la empresa que nos alquilara los cascos hasta… Bueno, hemos llevado todo el equipo absolutamente nosotros porque la mayoría de los sitios y espacios que hemos elegido para hacerlo no tenían medios.
Eso ha sido una parte bastante dura para poder llevar a realidad el proyecto, pero luego ha sido muy flipante cómo lo han tomado el público, cómo lo han tomado los fans, cómo lo hemos experimentado nosotros. Creo que ha sido súper bonito y creo que ha merecido la pena absolutamente.
Pregunta: Con el Bernabéu, se ha hablado mucho del tema del ruido de los conciertos. Yo entiendo que no todos los conciertos podrán ser con tema, con cascos puestos, pero quizás esto es una solución para tener otras alternativas, sobre todo en una ciudad que está buscando un poco convivir con el proceso cultural y el día a día.
Víctor: Bueno, yo creo que es otro camino que se puede abrir por ahí, pero es verdad que no es un sustituto de un concierto y menos de un concierto masivo. Sería un poco Black Mirror hacer, por ejemplo, en el Bernabéu un concierto con cascos. Sería una cosa muy extraña porque estos conciertos te aíslan de la gente.
Tú estás escuchando con cascos y estás muy metido en lo que estás oyendo y ya está. Entonces sería muy extraño hacer conciertos así. Creo que funciona muy bien para cosas puntuales, para músicas experimentales, para músicas que tengan una producción muy detallista y cosas así.
Pero para conciertos que requieran energía, conciertos de rock y cosas así, yo lo veo muy extraño y no sé si funcionará porque hay algo también que es necesario, que es el contacto humano en esos conciertos que aquí se pierde un poco, la verdad.
Pregunta: Hace unos años se te viralizó un tuit hablado de cuánto generan ustedes a través de streaming comparado a lo que generan con ventas de vinilo. Si quería un poquito escuchar, y esto lo diría a ambos, pero un poco los retos de todo un grupo de música alternativa en mi industria actual.
Víctor: Sí, a ver, yo quería un poco exponer esas cifras porque creo que la gente no es consciente muchas veces de lo que consume. O sea, igual que a mí me gusta cuando compro una manzana saber cuánto se está llevando el agricultor y cuánto se está llevando el mercado para tomar mis decisiones, porque a lo mejor digo, pues mira, a lo mejor ya no compro más aquí. Creo que es guay que la gente sepa lo que pasa cuando usas este tipo de servicios de streaming y que también dentro de las diferentes plataformas de streaming hay muchas diferencias.
Y justamente la más masiva que es Spotify es la que peor paga. Entonces, claro, también siempre me ha parecido muy extraño el hecho de que como músicos hayamos aceptado que toda la música del mundo esté ahí. Sería impensable una plataforma donde todas las series de la historia estuvieran ahí por nueve euros o todas las películas de la historia o algo así.
No se podría porque sería injusto para los creadores, pero en la música lo hemos aceptado. Nosotros subimos nuestro disco gratis ahí y a ver si hay suerte y la gente los escucha y nos cae algo. No sé en qué momento nos pareció una buena idea a los músicos.
Es increíble, claro, por otro lado porque tienes acceso a que cualquier persona en cualquier parte del mundo te escuche, pero, por otro lado, tiene consecuencias que son muy duras para los artistas. Y es que lo que sacamos de las plataformas creo que son como 80 euros al mes para cada uno. 80 euros al mes que nos pagamos el teléfono y poco más.
Pregunta: Siempre me gusta preguntar ¿Hay algo de lo que no les hayan preguntado, de lo que les gustaría hablar?
Julia: Algún día estaría bien hacer una entrevista solo que fuera del equipo que utilizamos, por ejemplo, para grabar, que llevan para un directo, pero yo creo que…
Víctor: Entrevistas técnicas, sí.
Pregunta: Tienen el micrófono, algo que quieran contar, algún instrumento favorito.
Julia: Yo más que favoritas, sí que como… Creo que hay muchísimos… Yo compro todos los instrumentos de segunda mano, antiguos, vintage, y tienen una calidad increíble.
Son flipantes. Y sí que me gustaría lanzar un mensaje para que muchos baterías o músicos que empiezan busquen el mercado de segunda mano porque hay cosas increíbles a un precio increíble y lo van a gozar.
Víctor: Sí, somos grandes consumidores de equipo de segunda mano. Y también vendemos muchas cosas. Nos gusta que los instrumentos tengan su vida.
Y yo he notado también que, por ejemplo, coger una guitarra que tiene 30 años no es lo mismo que coger una nueva. Cambia muchísimo. Y no hablo de la calidad. Hablo de que hay algo que se impregna cuando tocas una guitarra del guitarrista que la ha tocado incluso.