A pesar del fuerte impulso institucional que se ha dado al programa de avales ICO para facilitar el acceso de los jóvenes a una vivienda en propiedad, las cifras actuales revelan una escasa acogida. Según los últimos datos proporcionados por el Ministerio de Vivienda y Agenda Urbana, solo un 15% de los menores de 35 años ha solicitado estos avales desde su puesta en marcha.
La medida, que permite cubrir hasta el 20% del coste de la hipoteca para la compra de primera vivienda habitual, fue presentada como una herramienta clave para paliar las dificultades de acceso al mercado inmobiliario que enfrenta este colectivo, agravadas por la precariedad laboral, los altos precios y la falta de ahorro, sin embargo, el éxito que se esperaba de la medida se traduce en cifras bastante desalentadoras.
Las comunidades autónomas han firmado progresivamente su adhesión al programa, siendo Andalucía, Murcia y Galicia algunas de las primeras en implementarlo. Pero, la cantidad de solicitudes no ha alcanzado las expectativas del Gobierno, y por supuesto, las expectativas de los millones de jóvenes españoles que se enfrentan a grandes alquileres mensualmente, lo que abre la puerta a una reflexión sobre la eficacia de la comunicación institucional. Vamos, que empieza a generar curiosidad, ya que es una medida que está diseñada para apalancar a un sector bastante afectado por la crisis de la vivienda, como son los jóvenes.
¿Está llegando realmente la información a los jóvenes? ¿Conocen los requisitos y beneficios del aval ICO? Este bajo porcentaje invita a cuestionar si el problema radica en el diseño de la medida o, más preocupante aún, en una falta de divulgación clara y efectiva. Estas y muchas son algunas de las preguntas que se plantean millones de españoles actualmente.
Una medida ambiciosa con una acogida limitada: el programa de avales ICO en cifras
El Gobierno puso en marcha el programa de avales ICO con el objetivo de facilitar el acceso a la vivienda a jóvenes menores de 35 años y familias con menores a cargo. La medida, que pretende cubrir hasta el 20% del importe de la hipoteca, contempla una línea de avales por valor de 2.500 millones de euros y se estima que podría beneficiar a más de 50.000 personas.
Sin embargo, a día de hoy, solo el 15% de los potenciales beneficiarios ha iniciado el proceso de solicitud. Así lo confirma el Ministerio de Vivienda, que ha reconocido una acogida inicial «por debajo de lo esperado». El bajo nivel de solicitudes contrasta con la magnitud del problema al que se enfrenta la juventud española.
Según datos del Observatorio de Emancipación del Consejo de la Juventud de España, apenas el 15,9% de los jóvenes lograba independizarse a finales de 2023, y el 70% de los que viven de alquiler destina más del 50% de sus ingresos a este fin. En ese contexto, la escasa utilización de una herramienta diseñada para mejorar la accesibilidad a la vivienda genera interrogantes sobre su diseño, su implantación o, como señalan algunas voces expertas, la propia comunicación de la medida.
Barreras invisibles: ¿por qué los jóvenes no acceden a esta ayuda para la compra de vivienda?
Más allá de los requisitos establecidos, como no superar los 37.800 euros anuales de ingresos y adquirir una vivienda que será su residencia habitual durante al menos diez años, los jóvenes se enfrentan a obstáculos estructurales que dificultan su acceso al programa. La falta de ahorro para cubrir el 80% restante del préstamo, la inestabilidad laboral y los precios del mercado son factores que continúan alejando la posibilidad de compra, incluso con el respaldo parcial del Estado.
La medida, por tanto, no aborda de raíz las dificultades económicas que impiden a muchos jóvenes cumplir con los requisitos que exige la banca. A ello se suma la percepción de que el proceso es complejo o poco accesible, esto está asociado a la gran cantidad de trabas burocráticas que tienen que enfrentar los jóvenes. Varias organizaciones juveniles y entidades del tercer sector han alertado de que muchos potenciales beneficiarios desconocen los pasos para iniciar la solicitud o incluso ignoran la existencia del programa.
En un contexto donde el 42% de los jóvenes menores de 30 años trabaja con contratos temporales (según el INE), las condiciones del programa pueden parecer inalcanzables o insuficientes para cambiar una realidad que exige soluciones más integrales.
El papel de la comunicación institucional: entre la falta de difusión y el desconocimiento generalizado
El escaso impacto del programa de avales ICO no solo refleja barreras económicas, sino también carencias en su difusión, lo que evidencia una falla del Gobierno. Aunque la medida fue anunciada con gran expectación por el sector afectado (millones de jóvenes que se dejan la vida todos los meses con el pago de los alquileres), su comunicación posterior ha resultado escasa y fragmentada, es decir, no está llegando al sector que debería llegar, que son los jóvenes.
Ni las campañas informativas han sido constantes ni los canales utilizados parecen adecuados para llegar al público joven, especialmente en un entorno digital donde las redes sociales juegan un papel esencial en la transmisión de información, y mucho más cuando de jóvenes se trata. El resultado es una desconexión entre la política pública y sus destinatarios.
Diversos expertos en políticas públicas han subrayado la importancia de acompañar las medidas con estrategias de divulgación adaptadas al perfil de los beneficiarios. En este caso, las cifras confirman que el mensaje no ha calado: “solo una de cada diez personas menores de 35 años ha mostrado interés en la ayuda”, según el Ministerio de Vivienda.
Lo cierto, es que ante tanta “oscuridad” o “desconocimiento” sumado a una información bastante compleja o difícil de digerir, sobre los beneficios, el funcionamiento y sobre todo, los requisitos y el cómo solicitar el crédito, ha generado una oportunidad perdida en un momento crítico para el acceso a la vivienda en España.