Tras la victoria del Real Madrid ante el Athletic Club de Bilbao, Carlo Ancelotti sorprendió en la rueda de prensa posterior con unas declaraciones que no pasaron desapercibidas. El técnico italiano afirmó que su esquema favorito es el 4-4-2, a pesar de haberlo utilizado en contadas ocasiones esta temporada. Esta revelación va más allá de una simple preferencia táctica, es un mensaje entre líneas dirigido directamente a Florentino Pérez y al alto mando del club blanco.
Y es que, aunque el 4-4-2 no ha sido la formación habitual del equipo este curso, Ancelotti lo utilizó con éxito frente a los bilbaínos, en un partido en el que Mbappé estuvo ausente por lesión y sanción. En ese contexto, el técnico pudo desplegar un sistema más equilibrado y funcional, sin la necesidad de alinear a todas las estrellas al mismo tiempo. Para muchos, esto es una pista de lo que haría Ancelotti si no estuviera condicionado por el vestuario y la presión institucional.
El dilema de los galácticos
El mensaje de Ancelotti apunta a un conflicto silencioso que vive el entrenador, la imposición de alinear a todas las figuras del equipo, incluso si eso compromete el equilibrio táctico. El italiano dejó entrever que su idea de juego pasa por sacrificar a uno de los galácticos en cada partido para favorecer un bloque más compacto y competitivo. Pero tomar esa decisión puede tener un alto precio, como ya lo ha vivido en el pasado.
El ejemplo más claro fue el duelo ante el Athletic Club de Bilbao. Sin la necesidad de encajar a todos los cracks, el equipo jugó con mayor libertad, orden y coherencia táctica. El 4-4-2 permitió a los centrocampistas lucirse y mantener el control del partido, mientras los atacantes gozaron de más espacios. Sin embargo, insistir en ese planteamiento podría tensar la cuerda con la directiva, que prioriza la imagen y el marketing de sus estrellas, incluso por encima del criterio deportivo.
Ancelotti, entre la fidelidad a su idea y la presión externa
Estas declaraciones reabren el debate sobre el margen de maniobra real que tiene Ancelotti en el banquillo del Real Madrid. Aunque es un entrenador veterano y respetado, sabe que enfrentarse a la voluntad de Florentino Pérez tiene consecuencias. Apostar por el 4-4-2 significa dejar en el banquillo a jugadores mediáticos como Rodrygo, Vinicius o incluso Bellingham si coincide con Mbappé.
Por eso, muchos interpretan sus palabras como una advertencia. Con un tramo final de temporada exigente, donde el Real Madrid se juega no terminar el año en blanco, y con el futuro de varios jugadores en el aire, Ancelotti deberá seguir caminando sobre la delgada línea que separa la fidelidad a sus convicciones y la obediencia a los mandatos del club.